Camaradas, enviamos
nuestro saludo fraternal a quienes asisten con voz y voto o en cualquier otra
calidad, a este certamen político, el más importante de la Fuerza Alternativa
Revolucionaria del Común, en el desenvolvimiento de su vida política interna.
1. En el recorrido de
las FARC como organización insurgente alzada en armas,
|
El Logo del partido legal, la llamada "La Rosa". |
tenemos un largo tramo
de común historia de aciertos y desaciertos, de coincidencias y
contradicciones, de sacrificios en búsqueda de ideales en torno a los que nos
hemos identificado y que seguramente todavía nos hacen coincidir.
2. Por eso, lo menos
que podríamos hacer para saludar y desear éxitos al desenvolvimiento de la
Asamblea Nacional de los Comunes, o Congreso del Partido de La Rosa,
independientemente de que algunos o muchos no se sientan en tal condición
respecto a combatientes y militantes comunistas que ya no hacemos parte de la
lucha legal, es llamarlos camaradas para que al menos quede la relación
respetuosa propia de quienes se han conocido en la lucha compartiendo alegrías
y lutos, sueños y vicisitudes.
3. Es indudable que
independientemente de las razones que a muchos nos distanciaron de la lucha
legal, lanzándonos nuevamente a la clandestinidad e insurgencia guerrillera, el
hecho mismo de haberse producido tal retorno, el ejercicio del legítimo derecho
a la rebelión armada, nos coloca fuera del Partido Fuerza Alternativa
Revolucionaria del Común, FARC. Lo cual hace innecesario que se persista en
propiciar la inútil expulsión de un escenario al que en la práctica ya no
pertenecemos, aunque con la gran mayoría de su militancia todavía pervivan
lasos de identidad política y sentimientos afectivos profundos que no dependen
propiamente de los rumbos que tome la acción política, o las decisiones
caprichosas de un puñado bien identificado de dirigentes que insiste en repetir
las mentiras difamantes de los enemigos de todo proceso revolucionario que
pululan en el Establecimiento, en el Bloque de Poder Dominante y en ciertos
sectores oportunistas que se camuflan tras posturas supuestamente consecuentes.
4. A propósito y como
para no dejar esta afirmación en el aire, les comentamos que recientemente
tuvimos la posibilidad de escuchar palabras de Timoleón Jiménez y de Carlos
Antonio Lozada denigrando de varios camaradas pertenecientes al proyecto
político FARC-EP (Segunda Marquetalia), usando el
verbo propio de la calumnia y la acusación insensata y malintencionada, que por
su forma rastreramente engañosa da la certeza de que en mucho tuvieron que ver
estos personajes oscuros con el montaje, por ejemplo, que la Fiscalía General
de la Nación (En Cabeza del lacayo de Estados Unidos Néstor Humberto Martínez
Neira), edl Departamento de Estado gringo, la Embajada Yanqui y la DEA, entre
otros, hicieron para acusar del delito de narcotráfico a Santrich. No es del
caso ahora alargar este saludo refiriéndonos a ese asunto de ingrata
recordación, pero si es bueno aprovechar para pedirles que visiten nuestra
página web (www.farc- ep.net) a fin de que
escuchen los audios de estos canallas, en uno de cuyos fragmentos, a la peor
manera del Fiscal y los agentes de la DEA, insisten sin prueba alguna en acusar
al mencionado camarada de haber sostenido negocios sucios con Marlon Marín,
lanzando la afirmación de que Santrich se dejó "entrampar” aceptando un
narconegocio, "porque si usted va a cazar un tigre no le pone maíz para
cazarlo”. Esto aparte de acusaciones de calibre similar contra camaradas como
Aldinéver Morantes, Edinson Romaña y otros, para finalmente tacharlos de
irresponsables, bajo la acusación de que con el camarada Iván Márquez, estaban
buscando recursos para continuar la lucha armada, mediante estos procedimientos
non santos.
5. Nada de lo dicho
por los señores es cierto, sobre todo en lo que respecta al desconocimiento de
los esfuerzos que quienes hoy volvimos a la lucha armada, hicimos por sacar
adelante el acuerdo, la liberación de nuestros prisioneros, la concreción de
los proyectos para la reincorporación y para las trasformaciones sociales
urgentes, etc., como no lo es lo mucho de lo que dicen en público y en privado
sobre nuestra falta de voluntad de paz y, luego, sobre nuestro aventurerismo y
falta de razones políticas para haber tomado la decisión del rearme, a la que
tildan de "equivocación delirante”.
6. Nos parece que el
tiempo y los hechos irán mostrando la verdad sobre todo lo sucedido y lo dicho.
Por ahora este es un llamado necesario a observar en la calidad de los
personajes en los que hay que depositar o no la confianza política para avanzar
en el desenvolvimiento del proyecto revolucionario, cualquiera sea la vía y la
trinchera que se asuma.
7. A nosotros como
FARC-EP (Segunda Marquetalia), ya fuera de la estructura del Partido de La
Rosa, ya sin ser parte de él, no nos compete incidir en su rumbo o tratar de
hacerlo, pues es a su militancia en la legalidad a la que legítimamente
corresponde definir su línea ideológica y política, la actualización y
precisión de sus estatutos y la designación de su Dirección, que son los temas
que han anunciado que serán tratados. Pero lo que sí debemos hacer es intentar tener
al menos un relacionamiento si no fraternal, al menos de respeto mutuo en el
camino de la búsqueda de la convergencia pese a las diferencias, en la medida
en que efectivamente, en lo que concierne a la estrategia política expansiva,
tenemos coincidencias.
8. El Partido de La
Rosa ha dicho que descarta la guerra, la vía de las armas, no porque renieguen
de su pasado ni se arrepientan de lo hecho, sino porque según sus nuevas tesis
de discusión, las condiciones y circunstancias históricas y políticas así lo
exigían. Y entonces no conciben condicionamientos al escenario en que el
gobierno no cumpliera. Fuera o no así frente a lo acordado, o si
"resultaba demasiado difícil el camino”, no estaba planteada la vuelta a
las armas. Y eso es loable respecto a quienes así piensen; pero lo cierto es
que nadie pacta algo para que le incumplan y para que de paso le persigan y le
asesinen, de tal manera que a nadie se le puede estigmatizar y condenar porque
decida no aceptar el planteamiento de seguir el camino, aunque se tenga claro
que no habrá cumplimiento de la contraparte.
9. Si habíamos sido
capaces de llegar hasta donde llegamos con las armas, también llegaríamos muy
lejos con la política en las ciudades y pueblos del país; es cierto, pero bajo
unas condiciones específicas que son las que están negadas por quienes
decidieron hacer trizas lo acordado y por quienes aceptan mansamente que así se
imponga. Y es cierto que "Conseguir la amnistía, el indulto, los derechos
políticos plenos constituía una gran victoria para el movimiento revolucionario
armado”; que "Ahora se trataba de explotarla y reproducirla al máximo,
ganando cada día la voluntad de más y más compatriotas”; y que "eso nos
propusimos, como revolucionarios convencidos y consecuentes”. Pero la amnistía,
el indulto, los derechos políticos plenos, etc. son precisamente
reivindicaciones que se han burlado en gran medida, obnubilando la mencionada
"victoria”. Y la traición y la guerra sucia (incluyendo la mediática), la
estigmatización y la segregación política, además, tampoco han permitido ganar
voluntades de más y más compatriotas, porque a lo que hemos asistido es a la
desarticulación militar, política e ideológica de un amplio espectro del
movimiento revolucionario fariano, forjado durante más de medio siglo de sacrificios.
10. Si bien es cierto
"que son los pueblos movilizados los que deben conquistar lo que sueñan, y
que son ellos en conjunto los que deben defenderlo”, y que "Nuestra tarea
es movilizarlos”, es muy debatible decir que "La realidad ag otó la vía de
las armas en nuestro país”, cuando ninguna de las causas de su gestación han
sido superadas ni variadas, excepción hecha de la conciencia revolucionaria de
quienes ahora creen que la "dejación de las armas”, ya vaciada de su
definición original consistente en colocarlas fuera de su uso en política, se
concibió como consecuencia de algún temor a que continuar por el camino de la
lucha guerrillera "nos conducía a mayores e inevitables desgastes”. Lo
cual plantearlo en tales términos, y absolutizando el camino de la legalidad
mientras se cuestiona o descalifica a quienes siguen admitiendo como legítimo
el derecho a la rebelión armada, es derrotismo, o es giro hacia la derecha o es
ingenuidad supina para el caso de las circunstancias de terrorismo de Estado
que sigue padeciendo Colombia. Otra cosa es que por convencimiento o por
táctica y estrategia política se asuma la determinación de "hallar nuevos
caminos y emprender la marcha por ellos”, lo cual también es válido y tiene su
mérito para cualquier partido, sobre todo si no posee carácter revolucionario
ni comunista.
11. Es bastante
cuestionable la afirmación, valorándola como realidad aplastante que no se
puede ignorar, además, eso de que "todos los procesos en los que el pueblo
se ha aproximado al poder recientemente, se han configurado por la vía
pacifica, tras una organización paciente y persistente encabezada por
movimientos revolucionarios, democráticos o progresistas”. Juicio que antecede
en las tesis de La Rosa de que "En nuestro propio país no han sido las guerrillas
las que han obtenido los más de ocho millones de votos a la Presidencia,
convirtiéndose en alternativa real de poder”. Este es un engañoso planteamiento
orientado a descalificar y deslegitimar la lucha revolucionaria armada, que se
refuerza con el exabrupto de decir que "Debemos abandonar la idea de que
solo son revolucionarios auténticos los que empuñan las armas”. Y calificamos
de exabrupto, porque nadie que tenga pensamiento sensato podría dar cabida a la
insulsa idea de darle carácter revolucionario solamente a quien empuñe un arma.
Estarían Marx y Engels, entre otros, seguramente, revolcándose en sus tumbas.
12. Para hacernos a
una visión remozada del ser revolucionario además de tener que deshacernos de
una vez por todas del enfoque eurocéntrico y gringocéntrico de nuestra realidad
y del "culto supersticioso del progreso”, debemos avanzar hacia la
conquista de la utopía derrumbando el edificio positivista de la burguesía con
toda la fuerza de la razón y de la pasión que son esencia de la fuerza de los
procesos revolucionarios de cambio, de las transformaciones democráticas
anticapitalistas que resuelvan verdaderamente las necesidades materiales y
espirituales de la gente, sus problemas más urgentes al menos, trazando
alternativas a la dominación de la oligarquía latifundista y del imperialismo
desde las experiencias solidarias y en la memoria colectiva, fundada en la
identidad raizal de las comunidades que nada tiene que ver con el horizonte
neoliberal mezquino ni con las visiones lineales de la historia, que suelen
descartar u ocultar las tradiciones americanas, su creación heroica, sin calco
ni copia, como diría el Amauta Mariátegui; como una misión digna de una
generación nueva, que se mueve en la inmensa constelación que existe entre el
pasado, el presente y el futuro, con esa gramática filosófica de ruptura con la
ideología del Progreso, el evolucionismo positivista, las concepciones lineales
de la historia, propias de la hegemonía cultural del Bloque de Poder Dominante.
Convenciéndonos de que no son naturales, ni inevitables, ni insuperables las
normas culturales del orden social vigente; son simple imposición de la clase
dominante, hegemonía cultural del Bloque de Poder Dominante que debemos
identificar como objetivo a contrarrestar y superar en el camino de la lucha
por la liberación política e intelectual del proletariado, de las pobrerías, de
los ofendidos, reivindicando y creando su propia cultura de clase, acabando con
la estructura social anterior y conquistando un modelo cultural que marche a
contracorriente del hegemónico opresor, hasta fracturar el sistema de opresión
y en específico el neoliberalismo y el mismo progresismo, radicalizando la
capacidad de cuestionar el orden hegemónico liderado por el actor hegemónico
que lo dirige, y los factores inmovilizadores de la capacidad reinventiva de
los pueblos, cuyo adormecimiento es factor que incide en la perpetuación del
orden burgués establecido.
13. Una cosa es la
legalidad y otra el legalismo fundamentalista que prefiere el exclusivo
martirologio de los pechos desnudos a dar la opción de la lucha clandestina y
al derecho a la rebelión armada, descalificándolas con la trivialidad de decir
que son simplemente actos de "retorno al pasado”, nostalgias y añoranzas
de tiempos idos. Por lo demás, creemos que no existe en Colombia quien no sepa
de los costos económicos, políticos, sociales y humanos de la confrontación.
Ese no es asunto de conocimiento del que alguien puede darse ínfulas, como
tampoco nadie puede tenerlas respecto a sus compromisos con la paz. Todo esto
es discutible, más si se actúa dentro de la senda del centralismo democrático
como la forma más elevada de adoptar y materializar determinaciones; así nos
toque discutirlo todo y a algunos les parezca manía de mal gusto. En últimas
tenemos el deber de encontrar coincidencias y creemos que existen en la visión
que compartimos en sus aspectos más generales sobre el bloque de poder
alternativo, la Convergencia por los cambios democráticos y las
transformaciones estructurales de la nación y la gran coalición por la paz, la
vida y la democracia.
14. Entonces, aunque
está claro que las visiones diferentes respecto a la realidad política y las
vías de la lucha revolucionaria, nos distanciaron y nos dividieron, más allá
que se presenten debates ideológicos y políticos, lo que no puede ocurrir es
que nos enfrentemos como enemigos, más aún después de haber tenido algo que no
se puede negar ni desechar, que es el pasado histórico común. Pero esto no
quiere decir que debamos admitir impasibles que sectores de la dirigencia Rosa,
porque nos es la totalidad, nos achaquen las desgracias de la guerra sucia o
que se difunda que nuestras acciones y posiciones políticas son actos
encaminados a favorecer al enemigo que enfrentamos. Pues, es muy facilista y de
mala laya, incluso, decir que seguir en las armas le dio razones al uribismo
para continuar su fervor guerrerista, porque también podría entonces entenderse
que asumir el proceso de paz con todo y la perfidia que lo carcome es
conformismo que envalentó y desbocó a ese mismo uribismo que hoy por hoy
patalea como partido de gobierno y como gobierno en crisis, etc. Podrían ambas
afirmaciones ser o no ser ciertas, pero lo concreto en lo que a nosotros
respecta, es que no andamos en la onda y el filin de complacer al el gobierno a
fin de parecer más papistas que el papa, y menos en el propósito de dar
justificaciones a nadie para que permanezca la explotación y el mal vivir de la
mayoría de los colombianos.
15. Este certamen, si
bien debe dejar en claro con altura y madurez política las posturas del
distanciamiento, debe dejar también clausurada la posibilidad del
desconocimiento mutuo. Y en esto, debe tomarse en cuenta que, si se hace una
análisis de los documentos públicos de parte y parte, sin duda, no se va a
encontrar ninguna pieza de enfrentamiento, descalificación o señalamiento
personal de quienes dentro del proyecto FARC-EP (Segunda Marquetalia) nos
distanciamos del rumbo del proceso de paz fallido, desde el momento en que se
hizo notoria la perfidia y el incumplimiento en general por parte del
establecimiento. Pero, en contraste, las diatribas de parte de quienes no
comparten nuestros puntos de vista abundan, no solamente en los corrillos y
mentideros públicos y privados, sino también en los papeles y espacios mediáticos
de toda índole, lo cual en un momento determinado ha conducido a que nos
manifestemos en honor a la verdad y en respuesta a las descalificaciones en
cuanto a que no tenemos un proyecto político sino personal, o a que sí
estuvimos involucrados en enriquecimientos individuales, en asuntos de mafias,
etc. que han salido de boca de algunos varios personajes conocidos que fueron
nuestros compañeros de armas, sumándose a los montajes de la Fiscalía. Eso no
está bien. Si en las dos, las tres o quien sabe cuantas orillas en que nos
hemos fracturado, hay revolucionarios de verdad, esto debemos pararlo. Sería el
mejor aporte que le demos a la necesidad de avance de cualquier proyecto de
convergencia y alternativa política que, según observamos, es deseo de muchos
actores políticos del país. Así que, es una necesidad y un deber cultivar el
mutuo respeto, independientemente que ya no compartamos identidades en lo que
respecta a las vías y a las formas de la revolución, o en cuanto a asunto más
sencillo que es el de la actitud y discurso que debemos asumir frente a la
traición gubernamental o a las políticas de Duque en general.
16. Ahora bien, sobre
si es o no aventura el camino emprendido por nosotros, creemos que lo mejor es
dejarle ese veredicto a la historia, lo mismo que sobre definir si es o no
correcta la permanencia de ustedes en la legalidad, porque en las condiciones
de terrorismo de Estado que caracterizan a nuestro país, ambas rutas entrañan
riesgos y resultados inciertos, y ambas rutas son respetables si se asumen con
convencimiento, desprendimiento y sacrificio, así la visión que plantean en sus
tesis sobre la omnipresencia inquebrantable del capitalismo no la compartamos.
De tal manera que, aunque se trata de puntos de vista políticos que tienen
aspectos de profunda controversia, esta debe darse en el campo de batalla de
las ideas; no podemos llevarlos a enfrentamientos irracionales de otro orden.
De resto, opinar sobre los planteamientos organizativos,
estatutarios, de simbología y demás asuntos que conciernen a la vida interna de
un Partido de La Rosa, si ya no pertenecemos al mismo, reiteramos, no tiene
sentido. Cada quien se organiza según los criterios que consensue con sus
camaradas.
17. Solamente,
precisemos, en lo que respecta al propósito de la unidad, valdría decir que la
legalidad define unos linderos que seguramente ustedes no pueden ni deben
propasar, pero tomando en cuenta que si se va a asumir una política de búsqueda
de la paz, uno presumiría que se debe comenzar por no desconocer la existencia
del conflicto, la traición a un acuerdo que ya se puede considerar fallido y la
justificación histórica de quienes decidimos no seguir el camino del
martirologio con los brazos desarmados. Muy valientes los que deseen hacerlo,
pero no lo son menos quienes no. Entonces, si ya hemos dicho que tenemos
identidad en lo que respecta al camino de la convergencia, al gobierno
alternativo, a la necesidad de seguir luchando por la paz, etc., centrémonos en
ello para buscar más bien escenarios de encuentro. En tal perspectiva, es
entendible, entonces, si no quieren seguir la clandestinidad, pero es
reprobable que se descalifique, demonice o señale a quien opta por ella; es
comprensible si se desiste del marxismo y del leninismo, o de elementos de
estas concepciones del universo, pero es inadmisible que se repruebe al que
siga creyendo y militando en sus principios.
18. No estaría de más
decir que en el punto referido al rescate de la memoria, estamos conjuntamente
obligados a actuar con sensatez, ecuanimidad y sobre todo con apego a la
verdad, sin dejar que se siga vertiendo desde las plumas de militantes de filas
propias, nociva tinta que disemine el veneno de la discordia. A nadie que no
sea el enemigo beneficia disparar palabras para desconocer, menospreciar,
enjuiciar, calumniar o zaherir a todo aquel que no comparta o coincida con los
preceptos, códigos, cánones, axiomas, creencias o convencimientos de quien
escribe, sea por que le pagan por ello o porque lo haga por resentimiento,
convencimiento o gusto.
19. Al respecto, no
podemos pasar por alto lo dicho en las tesis de La Rosa en el punto 21
"Problemas al interior nuestro”. Sobre ello, la marcha de los hechos va
colocando cada cosa en su lugar y dando la razón a quien la tenga, pero no es
sensato insistir en que el "desenfocado políticamente” y "desertor”,
es aquel que siguió ruta diferente a la asumida por quienes se mantienen en la
línea de La Rosa, sea esta acertada o no. Agregando, eso si, que nadie debe
calificar a otro como enemigo porque no comparta sus puntos de vista. De esas
posiciones intransigentes nos deslindamos rotundamente, pues hay que tener muy
presente aquella máxima que dice que NO TODO LO ADVERSO ES ENEMIGO. Y pensamos
que insistir en señalar como culpables de todo mal a quienes no coinciden con
el llamado punto de vista de la "oficialidad” del Partido de la Rosa,
puede resultar más "útil a la extrema derecha”, que la radicalidad que se
le endilga a los disidentes o desertores con acusaciones desbocadas, que
también pululan por doquiera.
20. Por otro lado,
pero en el mismo sentido, ¿a qué viene y a quiénes conviene seguir con la
cantinela de hablar del "Otro grupo de antiguos mandos”, que habiendo
tomado parte en las conversaciones de La Habana y firmantes de los Acuerdos
comenzaron a cuestionar lo acordado, particularmente la determinación de dejar
atrás los caminos de la ilegalidad, apoyándose en los diversos incumplimientos
por parte del Estado? Hoy por hoy las razones, de esos cuestionamientos y del
rearme están más que argumentadas y justificadas por la fuerza del los hechos
que configuran la perfidia institucional y otras traiciones. Por ejemplo, no
era una fantasía la intención de abrir y mantener la trocha de la extradición a
partir de cualquier acusación falsaria, o que íbamos a ser asesinados, o que se
pretendería convertir la JEP en instrumento para la aplicación del derecho
penal del enemigo, o que la reincorporación sin garantías ni proyectos
productivos sería un fiasco, o que el conjunto del Acuerdo sería convertido en
trizas, etc. Y al respecto, concluir sobre qué camino habría sido adecuado
tomar tras un incumplimiento de tan grandes dimensiones, implica un debate de
anchas, largas y profundas dimensiones que tiene bastante por desarrollar.
Tanto como el debate sobre la afirmación de la idea que ahora reiteramos con
mayor convencimiento, en cuanto a que la dejación de armas en la manera en que
se hizo, convirtiéndola en entrega, fue un grave error.
21. Hay muchas otras
razones por las que se justifica pasar a la clandestinidad y volverse a
levantar en armas, pero cada quien sabrá el rumbo que decide, se ha dicho, así
que "equivocación delirante” o no, es asunto de calificar que no
corresponde a una Dirección partidaria que se debate en la cuerda floja de sus
propias inconsecuencias. Y disculpen que nuestras declaraciones sean por
internet, pues no tenemos estaciones de radio, agencias de noticias, prensa
escrita ni canales de televisión, para expresar estos asuntos que entre otras
cosas, cuando fueron sustentados en instancias pertinentes, nunca fueron atendidas
por quienes correspondía. Entonces, para estar claros, decir que cada día
estamos más alejados tanto del sentir de la mayoría de los colombianos, como de
las realidades políticas del momento, aparte de ser una especulación hecha con
el racero de la ojeriza, tiene la falla grave de la inepcia y falta de
autoridad moral de quien lo expresa, además de la precariedad orgánica misma de
lo que dirigen; de tal manera que, ¿para qué meterse en esa candela?
22. En el colmo de la
necedad, ahora nos atribuyen estar haciendo al lado de quienes llaman
desertores, "las más absurdas acusaciones contra la Dirección Actual del
Partido, así como las más falsas versiones acerca de lo que ocurrió realmente
en las conversaciones y acuerdos desarrollados en La Habana”. Pues resulta que
están los archivos y las vivencias de mucha de la militancia durante las
conversaciones de paz, durante la Décima Conferencia, en el Congreso
Constitutivo del Partido y en el día a día de la época de la” implementación”;
entonces, por qué mejor no parar la verborragia sobre la temática y más bien,
luego de tanta agua corrida bajo el puente, no dejamos que cada quien juzgue
por si, contrastando los hechos que han visto y padecido. De nuestra parte y ya
obligados por las circunstancias, hemos puesto el ejemplo del los audios de lo
dicho en la ELAM por nuestros ex camaradas Carlos A y Timochenko, como elemento
para que se haga esta valoración; así que si en verdad "Al interior del
partido y su dirección” se intentó manejar las contradicciones políticamente,
con el objetivo de evitar rupturas y divisiones, lo cual pierde peso de
veracidad si se observa en la desbandada producto del proceder inconsecuente,
asuman la autocrítica procediendo con nuevas actitudes que devuelvan la
confianza a la militancia. La mentira no ayuda. Esto, independientemente de que
digan que se
deslindan de los comunicados y actuaciones nuestras, es algo absolutamente
inane, porque tampoco nosotros queremos representar ni ser representados por
una Dirección que en su mayoría de integrantes está derruida por el acido de
sus propios errores y fracasos. Ciertamente, lo que pensamos y hacemos no puede
comprometer, por ahora, a una Dirección solitaria que nada tiene que ver con
nuestras "aventuras”, utopías y sueños, a los que condenan por el motivo
que sea. Y, claro, tienen razón, más allá de los afectos e historia común que
no se pueden romper por cuenta de unos pocos, ya no somos integrantes del
Partido al que han conducido de tan mala manera, y estamos fuera de él porque
decidimos seguir siendo revolucionarios y comunistas. Pero, caminante, no hay
camino, se hace camino al andar, y los que en uno u otro lugar somos
revolucionarios en algún tramo de la marcha nos habremos de encontrar; sobre
todo si de buscar la paz con justicia social se trata.