Proyectos
subversivos contra el gobierno cubano (I): Minorías
y grupos raciales como pretexto
Nuevas
evidencias, en manos de la redacción de este semanario, dan cuenta de la
estrecha relación entre agencias de inteligencia norteamericanas y la
dirigencia de grupos afrodescendientes y LGBTI, en la confección de planes
contrarrevolucionarios para desestabilizar al gobierno cubano
Por
Alberto Acevedo, semanario VOZ, Colombia
El Buró de Democracia,
Derechos Humanos y Trabajo, DRL, una organización de mampara del Departamento
de Estado de los Estados Unidos, DOS, y
otras agencias asociadas, como el IRI, la NED y la USAID, financian la
ejecución de proyectos subversivos contra Cuba Socialista, haciendo énfasis en
la formación de líderes dentro de la contrarrevolución cubana, particularmente
de un grupo de activistas vinculados a organizaciones que se asocian con
sectores afrodescendientes y a la comunidad LGTI.
Este nexo se desprende de la
lectura de un dossier de documentos a los que tuvo acceso la redacción de VOZ y
que confirman denuncias hechas anteriormente este año, que muestran a Colombia
como uno de los escenarios preferidos del plan de operaciones
contrarrevolucionarias contra la isla caribeña.
En el caso de Colombia, se
han utilizado como sedes, las ciudades de Cartagena, Cali y Bogotá, en el marco
de ‘encuentros de trabajo’ con ‘anfitriones’ colombianos, que se han reunido en
los hoteles Tequendama y Regatta, entre otros.
Pero también se ha extendido
el escenario de estas actividades desestabilizadoras a países como Costa Rica y
Trinidad y Tobago. La intención es desacreditar a Cuba ante la comunidad internacional,
particularmente en escenarios de organismos
multilaterales en los que con frecuencia Cuba presenta regularmente informes de
gestión gubernamental, utilizando para ello supuestas “investigaciones”,
realizadas por contrarrevolucionarios cubanos, para dañar la imagen de la isla
como país respetuoso de los derechos humanos, de las libertades ciudadanas y de
la más amplia democracia.
De derecha a izquierda, Juan Antonio
Madrazo, Edgar Armando Plata Chacón y Alexánder Pérez, miembros de Caribe
Afirmativo, en reunión celebrada en La
Habana, en la casa de Madrazo, sede del CIR.
Hablan de pluralidad
Asegurado este paso, vendría
una nueva etapa, consistente en la formación de “partidos políticos” diversos,
vale decir, la intentona por darle una base social a la contrarrevolución, y
argumentar ante el mundo, que se violan los derechos humanos, que no se permite
la actividad de otros partidos políticos, que no hay democracia en Cuba, que
crece el número de ‘presos políticos’, es decir, todo un cuadro de ausencia de
derechos que justificaría derrocar al gobierno, es decir, retrotraer el
proyecto socialista en construcción y devolverle los antiguos privilegios a una
burguesía parasitaria que, como ya no tiene casi voceros supérstites,
entregaría la nación a los representantes de la burguesía internacional,
interesada en apropiarse de sus recursos naturales, del turismo e implantar el
modelo neoliberal que tanto anhelan las fuerzas de derecha en el ámbito internacional.
Dinero a granel
Un paso inicial en esta
trama diabólica, es la conformación de cursos de ‘capacitación’ en diversos
países de América Latina, con especial incidencia en Colombia, dirigidos a la
formación de los líderes que intervendrían en el eventual cambio de ‘régimen’
en Cuba.
Para garantizar esto, el
Departamento de Estado dispone de generosos recursos que entrega a
organizaciones no gubernamentales, algunas de ellas organismos de fachada de la
contrarrevolución, otras, como en el caso de Colombia, que tienen alguna
vinculación real, ya sea con comunidades afrodescendientes o de diversidad
sexual, que tienen un trabajo interesante, algunas veces vinculado a organismos
de derechos humanos, pero cuyos dirigentes -o los más representativos- fueron
cooptados por el Departamento de Estado, a través de jugosa financiación.
Beneficiario principal de
esta ayuda, y ejecutor del plan conspirativo que busca el cambio de ‘régimen’
en Cuba, es la organización contrarrevolucionaria Comité de Ciudadanos por la Integración Racial, CIR, que dirige el
cubano Juan Antonio Madrazo Luna. Esta organización ha realizado ya cuatro
capacitaciones a miembros del CIR, curiosamente todas en Colombia, a través de
su ‘contratista’, Caribe Afirmativo,
que dirige Wilson Castañeda Castro y de Alfredo Bula, de su dirección ejecutiva.
Los enlaces de la
trama
Lo irónico del caso, es que
algunos representantes de las Naciones Unidas se han prestado a este juego
contrarrevolucionario. Tal es el caso de Carmen Rosa Villa Quintana,
representante regional para América Latina del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos. Al lado de estos ‘cuadros’, trabajan personas
como Angie Cruickshank Lamber, de la Asociación para el Desarrollo de las
Mujeres Negras Costarricenses; Carlos Augusto Viáfara López, investigador de la
Universidad del Valle, en Cali; Alexánder Pérez Álvarez, miembro de Caribe Afirmativo, y Pedro Cortés,
representante del IREDH en Colombia.
Como enlace del Departamento
de Estado en Cuba y en otros países del continente, figura Aimel Ríos Wong,
director de la oficina en Cuba de la NED, quien mantiene una estrecha relación con
Carlos Quesada. Este personaje a su vez, goza de un amplio círculo de
relaciones dentro del Sistema de Naciones Unidas, particularmente con
funcionarios de los órganos de tratados y procedimientos especiales de las
Naciones Unidas, con sede en Ginebra.
Gracias a estos contactos se
propició, por parte de las Naciones Unidas, un encuentro privado entre Carlos
Quesada y María Fernández García, directora de Programas para América Latina y
el Caribe del IRI, y otros contrarrevolucionarios cubanos, con el Relator
Especial de las Naciones Unidas sobre Protección al Derecho a la Libertad de
Opinión y Expresión, David Kaye.
Próxima semana:
Los papeles de Departamento de Estado y las andanzas de Wilson Castañeda. Vea
otros detalles de este informe en nuestra página web.