El padre Camilo dando una misa a los guerrilleros en una montaña de Colombia. |
“Me enorgullezco de ser marxista”, dice el Padre Camilo, cura en las
FARC-EP
“No habrá descanso mientras haya bala y haya en el
enemigo sed de sangre. No habrá temor en los guerrilleros mientras estén en su
sitio los pantalones y hallan en la mente ideales, para seguir la lucha”.
Por Dick
Emanuelsson
SELVAS y MONTAÑAS del SUR de COLOMBIA / FEBRERO 1998 / En el mes de febrero de 1998, el sacerdote
Manuel Pérez falleció. “El Cura Pérez”, como le llamaban, era el indiscutible
comandante en jefe del movimiento guerrillero ELN, Ejército de Liberación Nacional.
Mucha gente que desconoce el conflicto social y armado de Colombia, se
sorprendieron por el hecho de que había un cura que dirigía guerrilleros.
Video/Audio:
https://dai.ly/k1wUuZAKqkVd2FA8UBA
Durante una gira periodística por las zonas
guerrilleras de las FARC-EP los primeros meses del 1998, pude entrevistar al Padre
Camilo, cura activo e integrante de la Comisión Internacional de las
FARC-EP, entrevista para hacer a conocer una otra cara de la insurgencia
colombiana, no tan conocida.
D.E: Padre Camilo, Usted ha sido sacerdote desde 1975. ¿Cuál fue el
motivo por el cual se decidió a ser cura?
Padre Camilo (P.C): Yo ingresé al Seminario, más que todo, por qué quería
estudiar, Yo soy campesino. Neto de origen campesino. Recuerdo que mi papá
decía, cuando yo era pequeño, que mi voz era muy clara y como soy muy
aficionado a la lectura, entonces se me facilitó mucho el estudio y la
conversación.
D.E: ¿Su padre lo estimuló mucho entonces?
P.C: Mi padre me estimuló mucho a estudiar y a rezar (risas). Porque él era muy
creyente. Un creyente fervoroso, impresionante. Entonces ingresé al Seminario
porque tenía un tío sacerdote. Que era el hermano mayor de mi padre. Él me
costeó la carrera, y aproveché para estudiar, aunque no tenía una visión muy
clara de lo que era un sacerdote ya que era un niño muy pequeño de 13 años.
Pero fui dejándome absorber, dejándome llevar por esa corriente y
definitivamente seguí la carrera porque veía que era importante que se pudiera
ayudar a la gente. Y pese a ver allí actitudes represivas injustas y
retardatarias que se ven allí en la Iglesia, yo logré mantenerme bastante
tiempo como sacerdote en la vida legal.
D.E: ¿No fue tan fácil la vida en el seminario?
P.C: Bueno pues allí, como se dice, uno se las arregla. Pero era difícil, ya que
en el tiempo que yo estuve eso era como un claustro, terrible, sobre todo
porque no era un claustro físico, para mí sino un claustro social.
D.E: ¿Fantasía?
P.C: No tanto fantasía, sino, que, por ejemplo, me prohibía fumar, no tomar una
cerveza con mis compañeros de escuela, ni mirarlos siquiera y mucho menos a las
muchachas. Yo salía de vacaciones un mes a la casa e iba a trabajar y no podía
sentarme con los muchachos a conversar, como es normal, porque era seminarista.
Eso es una castración social.
D.E: ¿Su papá te vigilaba?
P.C: Permanentemente. Mi papá, mi mamá. Todos me vigilaban por qué yo era un
seminarista y eso crea un lastre psicológico.
Camilo Torres. |
La importancia de Camilo Torres
D.E: ¿Cuál era la situación
política y la posición de la Iglesia en esa época?
P.C: Eran los años 70´. Se da lo
del sacerdote Camilo Torres, Se da lo del Vaticano II, se da la Declaración de
Medellín. Pero a nosotros eso se nos daba a cuentagotas para que no pudiésemos
abrir los ojos. Por ejemplo, se nos ocultó todo lo referente a Camilo Torres en
el Seminario. No se nos dejaba ver la prensa escrita, ni nos permitían ver
televisión. Las formas que utilizamos para informarnos, como recortes de
prensa, que hablaba de Camilo Torres o cuando nos encontraban escuchando
noticias, nos castigaban ahí mismo. Y lo expulsaban porque lo acusaban de estar
comprometido.
– Lo de la famosa Conferencia Episcopal del CELAM, en Medellín, sólo lo
viene a asimilar cuando estaba en la materia de filosofía. Era una fuerte
discusión porque la Conferencia de Medellín, no había sido inspirada por el Espíritu
Santo. Eso se basó en la realidad, era algo muy concreto que despertó revuelo
en la misma Iglesia. Pero han ido recogiendo la cabuya. Y eso ha sido una
pérdida muy grande. Entonces tenemos en Colombia la Iglesia más conservadora y frente
a eso Camilo Torres SIGUE SIENDO UN prototipo de hombre.
D.E: ¿Qué significó Camilo Torres para Usted ?
P C: Camilo significó muchísimo
para mí. Camilo es todo un conjunto de potencialidades a realizar. Cuando ya
comencé a entender lo del Frente Unido, la lucha de Camilo en la Universidad
convence a uno. Entonces que ése es un hombre especial. Y entonces me dijo,
aquí hay que hacer algo, hay que ir buscando. Y cuando ya comencé a ejercer
como sacerdote iniciamos un trabajo de base, con las comunidades, con los
jóvenes, con los campesinos, los indígenas y con los pobres, eso me hizo
entender mucho más a Camilo.
D.E: ¿Fue prácticamente como un guía?
P.C: Claro. Y sigue siendo un
guía. Camilo no ha muerto. No sólo por los sacerdotes. Para el cristiano normal
Camilo tiene un mensaje muy grande todavía.
“Los revolucionarios son el mismo diablo con cola!”
D.E: Usted fue ordenado en el
año 75. Es decir, ¿su estudio se realizó a la par con el surgimiento del movimiento
guerrillero en Colombia a partir de 1964?
P.C: En el 64´ yo estaba en 5º de
primaria y políticamente era un bisoño absoluto. ¡Un niño de tabla rasa! En el
Seminario no nos dejaban conocer nada de la política colombiana, y todo lo que
representaba las nuevas ideas. Se decía que “Es que los revolucionarios son el
mismo diablo con cola, y por tanto, ni se menciona, ni se deja leer”. No hay el
menor vestigio de posibilidad de que uno pueda estudiar y acercarse a la
realidad de los exponentes del movimiento.
D.E: En el año 75, cuando le
ordenas y empiezas a ejercer en la parroquia ¿tienes esas posibilidades?
P.C: Cuando yo me ordenó como
sacerdote, empiezo en una Parroquia propia, con autonomía y luego estoy en
varias parroquias, moviéndome en las diócesis y en una Arquidiócesis trabajando
sobre todo con la juventud. Pero ese trabajo que hacíamos en equipo con varios
sacerdotes de los cuales yo era uno de los dirigentes, fue un trabajo tan
avanzado que hasta la misma iglesia después lo recogió. El gobierno buscó
acabar no con el trabajo en sí, sino con los agentes que desarrollamos algún
trabajo.
D.E: ¿Para el gobierno Usted empezó
a ser un cura peligroso?
P.C: Más que peligroso, ¡subversivo! Eso me comprometió seriamente a entender
con mucha velocidad que uno sirve vivo. Es una lógica. Que un pueblo no
necesita mártires sino hombres que de una u otra manera estén vivos. No importa
el lugar dónde se esté luchando, ¡sino que se esté luchando vivo! Que se esté
muerto no reza ni un padrenuestro. Yo comprendí eso muy rápido y me afilié en
la guerrilla, ya que me empezaron hacer varios atentados, buscando formas para
asesinarme, en los departamentos de Huila, Tolima, donde la violencia militar
asesinó a varios conocidos. Y salí también a conocer y moverme por todo el
país.
«Incorporándose a la guerrilla!"»
D.E: ¿Ahora son departamentos también de presencia
guerrillera?
P.C: Si, departamentos con una presencia guerrillera indiscutible. No sólo con
una influencia indiscutible, sino que en estos departamentos del sur que se ha
convertido en una realidad social que ya no tiene retorno.
D.E: Del año 1975 al -83 estuvo Usted trabajando como sacerdote en parroquias y
comunidades. ¿Luego ingresó a la guerrilla?
P.C: Si, el 6 de julio de 1983 exactamente ingresé a la Guerrilla, pues ya no
podía aguantar más la persecución y las amenazas y entonces hubo una decisión.
Era una decisión nueva que más que eso era una opción y las opciones no se
piensan, se hacen. En un país como Colombia, si usted no toma esa opción, si no
la ejecuta a usted lo matan. ¡Yo prefiero estar vivo!
D.E: ¿Porque ingresa a las FARC y no al ELN al que
ingresó Camilo Torres?
P.C: Por qué yo hice un estudio previo. Yo me senté con otros amigos a discutir
sobre mi ingreso a la guerrilla y estudiamos todos los movimientos
guerrilleros. El movimiento que más me dio luces, que más me reflejó madurez,
sensatez, caminos ciertos, y que entendí como algo que en verdad sí está en
serio fueron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC.
Efectivamente ingresé a las FARC de una manera muy sencilla. sFui colaborador
antes de ser guerrillero, apoyando algunos frentes guerrilleros, coordinando
movimientos campesinos, movilizaciones de campesinos. Llevando cosas, comida
desde la parroquia, camiones repletos.
“En Colombia ya no hay donde enterrar gente”
P.C: En el fondo los guerrilleros, cuando yo los conocí, ellos ya me conocían a
mí y tenían buena información, sabían quién era. Y Cuando llegué a un Frente me
dijeron “Padre, usted es mejor que se quede, porque si se va, por mucho lo
dejarán vivo unos ocho días más”.
D.E: ¿Cómo?
P.C: Ellos sabían que había muchos planes para matarme afuera. Yo había ido a
dejar unos remedios, unos medicamentos. Ellos estaban muy bien informados y me
lo dijeron todo. “Como te estimamos mucho te aconsejamos que te quedes”.
Consideramos prudente quedarme un tiempo a ver si las cosas pintaban después
bien para regresar a la parroquia. Pero resulta que me fui amañado y me quedé.
D.E: Y hasta ahora, ¿cuántos años son?
P.C: Prácticamente llevo 14 años. La idea de ingresar en las FARC, es toda una
opción real y yo creo que hay que hacerla. No solamente como sacerdote sino
tantos miles de revolucionarios que han sido asesinados. Mira, me da mucho
dolor. En Colombia ya no hay dónde enterrar gente. No tenemos adónde albergar
tanto dolor. A uno se le pone la sangre como brava, cuando mira todo el
sacrificio que hemos dado.
D.E: ¿No representó una contradicción filosófica haber
ingresado a un movimiento revolucionario que se basa en el marxismo-leninismo?
P.C: Mira, que yo sufrí un proceso ideológico que nunca esperé. ¡De rezar el
Breviario, a estudiar el Capital! Y creo que estudié el breviario, mejor
escrito en el Capital, y me enorgullezco de ser marxista, no de haber rezado el
breviario. Por sólo rezar el breviario no sirve. Hay que actuar. Por eso
procuro ser un estudioso del pensamiento de estos grandes clásicos de la
humanidad. No sólo del marxismo, por qué tampoco hay que encasillar a Marx en
el Marxismo. Ni a Lenin en el marxismo. Ni a la experiencia socialista en esos
países. Sino que es una experiencia de la Humanidad. El marxismo
es para toda la humanidad.
– En esas luces de estos grandes hombres están
las ideas madres, no del socialismo, sino de toda la humanidad que en su
inmensa mayoría de cinco mil millones de seres que hay, pasa por necesidades
materiales. Entonces lo que han dicho estos hombres no es para los que estudian
marxismo, es para toda la humanidad. Lo que nos decimos como revolucionarios es
que esas son las ideas madres de la Humanidad futura. Allí está el
planteamiento.
D.E: ¿Entonces no hay ninguna contradicción
filosófica?
P.C: No. Porque si uno busca la igualdad social, la justicia, la fraternidad, la
solidaridad, el amor entre nosotros, el respeto a la vida entre nosotros, eso
forma parte de la concepción cristiana. Entonces no hay ningún problema. Ahora
que hay una discusión filosófica, pues yo digo, esa discusión hagámosla cuando
tomemos el poder. Después de que tomemos el poder. Por ahora trabajamos para
tomar el poder. Y eso se está peleando. No hay más.
Casa Verde 1988 durante la 2a Cumbre de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar. FOTO: DICK EMANUELSSON. |
D.E: ¿Cómo fue recibido en las filas de las FARC por
los dirigentes, por los jefes militares?
P.C: ¡Muy interesante la pregunta! Yo me considero un afortunado en las FARC.
¡No un privilegiado! Porque mi vida de guerrillero la he pasado al lado de la
dirigencia máxima. Por mi capacidad un poquito, por mi destreza en la
redacción, en el trabajo, en la mecanografía, en todo lo que tiene que ver con
el proceso intelectual de un cuadro de esa altura, de esa dimensión como un
Manuel Marulanda (comandante en jefe de las FARC–EP, nota del redactor), como
un Jacobo Arenas, un Alfonso Cano, un Raúl Reyes, un Timo. Es gente que es
altruista y que son los compañeros del Secretariado del Estado Mayor Central de
las FARC.
D.E: Me imagino que Jacobo Arenas, considerado como
principal ideólogo de las FARC, ¿se pasaba discutiendo muchas cosas y muchos
temas con Usted?
P.C: Nosotros intercambiamos bastantes cosas, porque yo fui su secretario
privado durante muchos años. Y recuerdo anécdotas muy curiosas. Una vez me pasó
una hoja pequeña, escrita solamente hasta la mitad, pero era un documento tan
denso, tan profundo que, en lugar de copiarlo, de sacarlo en limpio en máquina,
yo me quedé estudiándolo, pero frase a frase. Y se me fue la noción del tiempo,
porque, como le dije, yo políticamente era un neófito. Y yo estudiarlo, learlo,
cuando el camarada Jacobo fue a pedirme el trabajo ya pasado a máquina, yo
estaba con la vista fija sobre el trabajo y no levantaba cabeza. Y ya había
pasado más de una hora. El vino porque lo necesitaba con urgencia. Entonces me
dice: “Camilo “¡¿qué pasó”?! Y yo muy sorprendido le dije: ¡Ay! Hmmm, disculpe
camarada, yo no he podido escribir eso, porque apenas lo estoy
estudiando. E inmediatamente lo escribí. Y le dije luego, camarada, sobre
este documento yo quiero que hablemos y me dijo, “A la noche”. Vino luego y
ahí, al calor de un brandy, en un clima muy frío sobre un terreno de 3,200
metros de altura, comenzó a explicarme la política más profunda que yo haya
podido escuchar. Él era como una cascada.
D.E: ¿Se halló como en otro mundo?
P.C: Lógico. El mundo de la fe. Pero la fe de lo conocido que no es hablar
cháchara, que no es hablar carreta, sino que a partir de la realidad instruye a
la gente en su propia realidad. Y eso en el fondo es una función
revolucionaria. Y lo hace uno con una inmensa ternura, con un profundo afecto y
cariño. Tal vez usted se ha podido dar cuenta. Como la guerrilleada (expresión colombiana)
esa es una sola familia, un sólo hogar, todos hermanos ahí. Funcionamos como un
hogar y en todo hogar verdadero hay amor, hay cariño, hay comprensión, hay
danzas, hay coplas, hay rajaleñas, hay trova, hay alegría, hay trabajo, hay
preparación militar, preparación política. Con una visión de poder.
No participa en combates
D.E: Y hay también combates con el enemigo. ¿usted participa?
P.C: Yo recibí una orden del camarada de no participar en combates directos con
el enemigo. Porque él me decía que no era mi puesto. Porque en un ejército revolucionario
en un movimiento revolucionario, se procura que las personas trabajen, según
sus capacidades, sus posibilidades y sus destrezas. Yo como sacerdote no sé
disparar. Pero si en casos extremos es necesario. Entonces hay que prepararse.
D.E: ¿Y en caso de una emboscada, si son sorprendidos?
P.C: Es uno de los casos, que dijo el comandante que podría actuar si fuese
sorprendido. De lo contrario, usted no debe participar directamente en la línea
de fuego. Puede ayudar a trasladar enfermos, ayudar a curar heridos, a buscar
alguno que se perdió, irlo a buscar, llevar comida a asistir. Por qué es que no
sólo pelea el que tiene el fusil en la línea de fuego. El combate es el
desarrollo de un conjunto de acontecimientos políticos militares que se suceden
en el tiempo y en el espacio, en función de la revolución, como en el ataque a
Casa Verde.
Jacobo Arenas, 1988. FOTO: DICK EMANUELSSON |
¡Ataque del enemigo!
D.E: El mismo día de elecciones de la Constituyente,
el presidente César Gaviria ordenó atacar al Secretariado de las FARC en la
Uribe (la base guerrillera central). ¿Usted estaba allí?
P.C: Si, a las ocho de la mañana. Cuando sentimos fue el avión. Yo estaba
extendiendo la ropa mía de camuflaje. Cuando la alarma: “¡A las trincheras!” Y
eso era como los conejos corriendo, porque sabíamos que se venía un bombardeo
¡del carajo! Fue impresionante ver el tipo de bombas que utilizaron allá.
Bombas de destrucción masiva que derribaban montañas de árboles de una vez. La
trinchera nos salvó mucho. Fue una pelea dura de tres meses. ¡Eso fue con todos
los fierros! Todos los aviones viejos que tenía el gobierno colombiano, los
enviaron a destruir todo. También los Mirages, los Zafiro y otros aviones. Eso
asusta bastante, pero cuando ya uno se acostumbra al ruido, controla uno los
nervios y entonces uno se dedica a sacar adelante las tareas.
D.E: ¿Se siente miedo? ¿Se puso a rezar?
P.C: ¡Lógico!, claro que se siente miedo. ¿Rezar? Una vez me preguntaron ¿si yo
rezaba antes de los combates? y les dije que cuando hay operativos está uno tan
ocupado, ¡que yo mando al Secretariado a que rece por mí!
El papel del Papa
D.E: Estamos, como usted dice aquí, en la gran familia
guerrillera. Aquí hay un lugar para los enamorados, las parejas, pero también
hay un reglamento, se controla la natalidad. El Vaticano por su lado prohíbe el
aborto y el uso de dispositivo intrauterino. ¿Cuál es su opinión sobre esto?
P.C: Estamos en guerra. El Vaticano, de pronto sabe de guerra, pero no es
consecuente con su concepción. Por qué el Papa (el alemán Benedicto XVI, Joseph
Ratzinger) participó en la segunda guerra mundial, y, el Papa sabe que es
matar, el Papa sabe que es morir millones de personas en el mundo. No es que el
Papa no sepa. Ahora el problema no es hablar. El problema es ¿qué hacer?
Benedicto XVI, Joseph Ratzinger. . . |
– Si uno quiere evitar una guerra tiene que buscar
cuál es la raíz del problema que genera la confrontación y no hablar de las
consecuencias de la confrontación en sí. Todo lo que acontece en un país que
tiene un conflicto interno tiene que analizarse a partir del conflicto de sus
raíces. Y si queremos en Colombia superar el conflicto, si queremos en Colombia
superar la confrontación clasista que se da, no superarla para que queden la
contradicción, sino para establecer una Nueva Sociedad que borre para siempre
los orígenes de la violencia, que nació aquí desde 1928, con la Masacre de las
Bananeras que hizo el Gobierno colombiano, asesorados y apoyados por la CIA y
que hasta ahora sigue masacrando al pueblo colombiano, entonces yo no me puedo
quedar en cosas pequeñas, no me puedo dedicar a que un hombre es casado o no a
que haga o no el amor. No me puedo quedar en que si un dispositivo intrauterino
es pecado o no. Que, si un condón es éticamente moral, cuando lo que sí debe
ser éticamente moral, es que esas personas ¡sean revolucionarias! Esa es la
esencia de la ética, de la moral. Como decía Camilo Torres: “Ser cristiano es ser revolucionario”
– Las pequeñas cosas que suceden, por qué no hay
educación, por qué hay miseria, por qué hay injusticia, por qué no hay una
nueva sociedad, esas son las cosas que debe analizar un Papa, un obispo, un
sacerdote. Es como dar palos de ciegos sobre una realidad cada día más impresionante.
Entonces en la guerrilla, eso no nos forma problema. Aquí lo que nosotros
tenemos que tomar en serio, es agarrar nuestro planteamiento, definirlo como lo
hemos hecho e irlo construyendo. Porque nosotros sabemos que la historia no ha
acabado. Y hoy precisamente en Colombia, más de 15 obispos dicen refiriéndose a
la guerrilla y muchos sacerdotes en el país, le dicen a la gente “aquí hay que
hacer lo que propone la guerrilla por qué esa gente es buena”. Y si esos
sacerdotes dicen que hay que ayudar, proteger y entender a la guerrilla, pues
están haciendo el papel de Moisés que en el libro del éxodo nos muestra a un
Moisés valiente y no con báculo.
La visita del Papa en Cuba
D.E: ¿Qué le parece la visita del Papa a Cuba y de los
reportajes sensacionalistas?
P.C: Curiosa. Yo creo que el Papa ahí se juntaron por un tiempito dos
estadistas. Sobre todo, que el Papa se encontró con un toro. Un caballo, le
dicen allá. Fidel es un estadista de talla mundial. El que niegue eso está
loco, está fuera del tiesto. Y obvio que Fidel es un hombre de principios. Es
un convencido de lo que dice y de lo que hace. El Papa a su vez es un
convencido de lo que dice y sabe por qué lo hace. Más yo no estoy muy convencido
de que él esté muy convencido de lo que hace.
D.E: ¿Piensa que el Papa venía a abrir a Cuba a un
proceso de contrarrevolución como hizo con Polonia?
P.C: Yo no alcanzo a afirmar eso y necesitaría más elementos. Pero me parece que
en el fondo lo que veo es que el Papa se sintió utilizado, en relación con los
países del este de Europa. Yo creo que al Papa lo utilizaron. Por qué un Papa
que es víctima de atentados, que lo han ido moldeando para que les dé un giro a
las cosas hacia el capitalismo, un Papa que viniendo de un país socialista
hubiera podido hacer una labor excepcional por la Humanidad, sencillamente por
venir de un país socialista.
El Papa está rodeado de un círculo de víboras
D.E: ¿Cree que, en la visita a Cuba, el Papa fue
ingenuo políticamente?
P.C: No, no creo que el Papa sea ingenuo, sino que sus asesores lo aprovecharon.
Yo me imagino por ejemplo a un López Trujillo, el cardenal colombiano allá, que
es un sátrapa. Y como él habrá mucha gente. El Papa entonces está rodeado de un
círculo de víboras, de víboras bravas. El Papa es parte de una institución
monolítica y como tal es un preso de esta institución Si el Papa hubiese dicho
que en socialismo hay buenas, como en el capitalismo hay cosas malas, pero no
puede por qué también es un preso del capitalismo.
– Es preso de esa situación y no es ni mucho menos un
Moisés. Si dice algo contra el neoliberalismo, no dice que los cristianos
tenemos que luchar contra el neoliberalismo porque en el fondo es una política
criminal. Y la Iglesia tiene que estar contra el crimen de cualquier tipo: Esa
es la realidad.
El Papa Juan Pablo II en su visita en Cuba. |
D.E: ¿Y en Colombia se cometen muchos crímenes?
P.C: Hay miles de asesinatos y se cometen a diario por motivos políticos. Por
eso en Colombia la consigna que se debe escribir en todas las paredes es la
siguiente, y que espero que por allá en Suecia la escriban: “De la montaña se
sale, de la tumba no”.
– Es una frase que resume la situación política
colombiana. Porque aquí en Colombia el establecimiento simplemente mata. No
tiene otra salida el sistema, el régimen político, ni la burguesía para
sostenerse en el poder que no sea matando. Es la única alternativa que le
queda, incrementar la guerra y para ganar la guerra tiene que matar a la gente
indefensa con masacres, y desapariciones con torturas, con intimidaciones y
persecuciones y además de eso, el otro tipo de violencia que es la económica.
El fenómeno que está generando desempleo, falta de techo, de tierra, de
educación, de salud, de servicios públicos, de asistencia técnica al campesino.
No, no, no, eso no tiene perdón de Dios. Entonces ¿cómo ponerse uno a rezar?
¡No!, es ¡a luchar!
“Nos hemos
acercado ya a 40 kilómetros de Bogotá”
D.E: Luego del ataque a Casa Verde en el 90´, ¿cuál ha
sido el desarrollo político y militar de las FARC?
P.C: Ascendente, ascendente, es decir, hemos ido desde Casa Verde, que estaba
allá en las profundidades de la selva de La Uribe, nos hemos acercado ya a 40
kilómetros de Bogotá, la capital. ¡Casa Verde se trasladó a los grandes
centros! La gente del pueblo colombiano está entendiendo. La guerrilla como
todos lo saben, pelea hábilmente en las cercanías de las grandes ciudades. El
pueblo está entendiendo que las FARC han nacido para algo. Ese por algo es el
Pueblo Colombiano.
D.E: Vemos que hay un crecimiento impresionante, sobre
todo con jóvenes.
P.C: Es que no hay otra alternativa. Un muchacho que no puede estudiar, o que es
campesino y no tiene tierra, que no puede tener un crédito, que su papá es
pobre, nació pobre con la familia pobre y sigue siendo pobre y va a morir pobre.
Entonces son muchachos que entienden que la vida no tiene por qué ser así, qué
quieren hacer para cambiar, entonces ese algo no es otro que ingresar a la
guerrilla, para buscar una nueva sociedad. Así el trabajo del movimiento
guerrillero es crear conciencia. En la sociedad colombiana, convertirse en el
motor del pueblo. Si usted tiene la posibilidad de ir a los frentes militares,
se dará cuenta que, al comandante del Frente, le consulta la señora, el esposo,
los hijos, le consultan las autoridades, ¿los concejales, que es eso? Un poder
que se va creando, ¿Qué nos falta? El Poder Central.
Guerrilleros de las FARC. FOTO: DICK EMANUELSSON. |
D.E: ¿En ese camino van las FARC?
P.C: Lógico. De lo contrario no se podría decir que somos opción. Nuestro
planteamiento indiscutiblemente es la toma del poder. Y con el Pueblo en Armas
construir un Nuevo Estado, Un nuevo Gobierno y crear unas nuevas instituciones.
Porque el pueblo se está cansando, de aguantar y eso tiene que reventar en
algo.
La teología de la liberación
D.E: La teología de la Liberación despertó mucho
interés. ¿En qué ha quedado?
P.C: Fue una gran revolución dentro de la Iglesia, y logró avanzar en el
esclarecimiento y compromiso de muchos sacerdotes y prelados. Pero así mismo la
Casta dominante en la Iglesia, las viejas estructuras y la burguesía inteligentemente
la han reprimido. Es sabido la persecución y atentados y asesinatos de
sacerdotes y obispos que participaron junto al pueblo. Como la persecución por
citar un ejemplo contra un gran teólogo Leonardo Boff, brasileño, una eminencia
mundial en teología. Me parece que lo que acontece es que la iglesia mata al
tigre y se asusta con el cuero.
– La Iglesia desarrolla todo el movimiento de
Comunidades de Base. Cuando las comunidades se dan cuenta que el hambre no se
soluciona solamente rezando, que el alcantarillado no se consigue solamente
clamando “Alabado sea Jehová” que la gente ve que el puesto de salud no se
construye solamente con una romería. Dice entonces ¡No! “Aquí hay que meterle
un ingrediente, que es la lucha política”. Y hasta ahí va la iglesia, por qué
la jerarquía comienza a sacarle la mano a ese proceso popular. Porque no es
consecuente, por qué el fenómeno de clase también se genera en esa institución llamada
iglesia. No ves que los obispos viven bien, comen bien, tienen buenas casas.
Son poder y como tal están a lado del poder dominante. Eso no es fácil, allí se
da también la lucha de clases.
– Ahora eso me ha afectado terriblemente. Como dice
Fidel Castro; hay que contar con los cristianos para la revolución en América
Latina. Y eso es cierto. Pero resulta que ese cristiano no tiene mayor
preparación. Ese cristiano no está tan preocupado por rezar por creer o no en
la iglesia, si va a misa o no. A él lo preocupa es cómo consigue para el
arriendo, como consigue que el niño no se le quede sin estudio, como llevarlo
al médico. Han cambiado las preocupaciones religiosas por las preocupaciones
materiales.
– Eso es muy importante, pero a eso la iglesia no le
jala. Porque si el pueblo despierta, pasará lo mismo del éxodo. Es un pueblo
que se le va de las manos al Faraón, como sea. Entonces se le irá de las manos
a los imperialistas norteamericanos, cuando los cristianos despierten. Lo
importante entonces no es creer o no en Dios, o pensar que el alma es mortal o
que es inmortal. Lo importante es descubrir que el hambre si es mortal.
– Aquí en América Latina se están muriendo un millón
de niños menores de 5 años de hambre. No es hora, como decía Camilo, de
sentarse en un café a hablar de la Virgen. No, es la hora de levantarse y
empezar a luchar.
– Recuerdo una vez que estaba confesando a una gran
cantidad de jóvenes. Unos 800 jóvenes estuvieron conversando con mí, y me dije
no, eso no es posible, ¡ponerme a confesar a todos estos muérganos! Y me senté
con ellos en la iglesia y les dije: 'Mire muchachos, el único pecado de
nosotros incluyéndome yo es: ¡No ser revolucionarios! vayan para la casa y que
Dios los bendiga! ¡Así fue la confección!'
D.E: Una última pregunta, padre: ¿Cuál sería su
mensaje a los cristianos y no cristianos que en Suecia y el mundo pueden
escuchar o leer esta conversación sobre la situación en Colombia?
P.C: No habrá descanso mientras haya bala y haya en el enemigo sed de sangre. No
habrá temor en los guerrilleros mientras estén en su sitio los pantalones y
hallan en la mente ideales, para seguir la lucha.