John-Jairo, marzo 1988 en el campamento central de las FARC-EP. FOTO: DICK EMANUELSSON. |
John-Jairo, 13 años y guerrillero de las FARC, un caso como
tantos otros en Colombia, Nicaragua o El Salvador
Por Dick Emanuelsson
1988 entrevisté en el campamento central de las FARC-EP el
niño guerrillero John-Jairo. Ese año solo tenía 13 años. A sus 25 años,
entonces jefe de una escuadra de las
FARC dio su vida en un combate con el Ejército Nacional.
VIDEO:
https://dai.ly/k6xKNes9OhGgHCA9cAK
“Timochenko” (Rodrigo
Londoño) ya llevaba 14 años como miembro pleno del Secretariado de las FARC y
desde el 2011 llegó a ser comandante en jefe de las FARC-EP después del
asesinato por parte del ejército nacional (¿o traición?) de Alfonso Cano.
Ahora Londoño dice que
llegó a odiar a esa guerrilla en donde peleó casi medio siglo en la montaña,
declaraciones que han causado consternaciones en las filas de los ex
combatientes y en amplios sectores del movimiento popular colombiano. No
entienden cómo era posible no descubrir “los delitos” que Londoño dice cometió
la guerrilla de Manuel Marulanda y Jacobo Arenas. Ésta es la historia del niño
guerrillero John-Jairo, niños guerrilleros de Nicaragua y El Salvador.
LA GUERRILLA de las
FARC-EP fue criticada
duramente durante el conflicto social y armado y también en estos momentos
(octubre 2020), cuando reedito esta breve entrevista que le hice al joven
guerrillero `John-Jairo´ en marzo
de 1988. El motivo es ilustrar que existen múltiples factores. Porque jóvenes,
incluso menores bajo el “umbral” de 15 años, según el Derecho Internacional
Humanitario, se incorporaron a las guerrillas colombianas.
Lo inexplicable es que ahora el máximo ex comandante
de las FARC-EP, Rodrigo Londoño, dice que ahora ha llegado a odiar lo que él no
sabía de esa época; que las guerrilleras fueron obligadas de abortar, todo
según el reglamento interno para que el niño no fuera un objetivo militar
también.
Si nosotros, los reporteros hasta internacionales
sabíamos, porque nosotros enfrentamos a los comandantes durante entrevistas en
la selva con las preguntas: “¿Qué dice el reglamento de las Farc sobre
reclutamiento de nuevos guerrilleros y por qué en la guerrilla se obliga a las
guerrilleras de abortar”, como es posible que el máximo comandante de la
guerrilla desconoce gran parte del tema?
Porque las respuestas de nuestras preguntas fueron
siempre las mismas;
“Estamos en guerra, y en la guerra no podemos ser tan irresponsables de tener bebés cuando caen las bombas o cuando te toca a correr en las trochas, suficiente con la mochila de 30 kilos más un fusil de 6-8 kilos y la intendencia y radio del campamento que hay que remolcar. Muchas guerrilleras han tenido que entregar sus bebés a la abuela o familiares. (…) Para poder entrar a las FARC hay que haber cumplido 15 años”.
Entrevista y reportaje publicado en la prensa sueca en mayo de 1988; “NACÍ EN
LA GUERRILLA”. |
Pastor Alape y la
embarazada
En enero de 2001 salí de las montañas de El Filo de
Rentería, en el Sur de Bolívar. Había pasado la noche en el lugar donde había
acampado el comandante Pastor Alape (Félix Antonio Muñoz Lascarro), jefe del
Bloque Magdalena Medio de las FARC y sus cinturones de seguridad, más el Frente
24. Entrevisté tanto a Alape, que unos años anteriores había reemplazado a
Rodrigo Londoño como comandante del Bloque, como al comandante Gallardo del
ELN.
Las dos guerrillas se habían enfrentado a los paramilitares
en Rentería y habían cooptado cinco fortificaciones de las AUC. Los
paramilitares habían perdido once combatientes y una gran cantidad de
paramilitares heridos huyeron por la ciénaga hacia los puestos del ejército y
la policía en el municipio de Yondó.
“Los combates se
hicieron en las mismas trincheras, hombre contra hombre”, me contó el
comandante Manuel, jefe del Frente 24 cuando caminábamos en las fortificaciones
y sus trincheras. En una cuesta había un paramilitar muerto, ya hinchado por el
calor y ya en descomposición, imposible de enterrar como sus hermanos de armas
que fueron enterrados en las mismas trincheras.
Más tarde Alape me
mostró las cédulas de los paramilitares. La mayoría habían sido expedidas por
el Ejército Nacional o el Ministerio de Defensa. Los muertos eran en su mayoría
también integrantes de la contraguerrilla, según los carnés de identidad. El
reportaje fue publicado la siguiente semana en el semanario del Partido
Comunista Colombiano, Voz.
En el regreso hacia los municipios de Yondó y
Barrancabermeja me llevó, aparte el guía guerrillero, también una joven
muchacha guerrillera de unos 20 años, oriunda del departamento de Sucre. Y le
pregunté cuál era su misión por su salida y me dijo así de directo: “Es que
tengo cita con el médico del movimiento, porque estoy embarazada y en las FARC
no es posible”.
Me imagino que Pastor Alape fue quien le ordenó
abortar, siguiendo así de sencillo el reglamento de la guerrilla.
Pastor Alape y el comandante Gallardo del ELN. FOTO: DICK EMANUELSSON. |
Las trincheras paramilitares que fueron tomadas por los guerrilleros en enero 2001. FOTO: DICK EMANUELSSON |
El caso del niño Andrés
En las cárceles colombianas había a finales de la
década de 90 ́ unos 600 guerrilleros presos. En la selva las FARC tenían
también una considerable cantidad de militares, soldados y oficiales retenidos.
En el proceso de paz en San Vicente de Caguán en el departamento de Caquetá
[1999-febrero 2002], las FARC propusieron un canje de prisioneros.
Uno de ellos era José Norberto Pérez Ruiz,
un oficial de la policía militarizada que fue capturado en un enfrentamiento
con las FARC en el departamento de Risaralda, el 7 de marzo del año 2000. Estos
policías son los primeros en enfrentar los ataques guerrilleros a los cuarteles
policiales en los pequeños municipios en el campo. La Policía Nacional de
Colombia es integrante del Ministerio de Defensa y no, como en el mundo entero,
al Ministerio del Interior. Es un ramo de las FFAA.
EL PRESIDENTE ANDRÉS PASTRANA, que había llegado a la
presidencia con la promesa de instaurar la paz, coordinaba paralelamente bajo
la mesa con Pentágono el inicio del Plan Colombia. La guerrilla de las FARC
tenía en esos años unos 450 oficiales, militares y policías, prisioneros de
guerra que habían sido capturados en combates.
El caso de José Norberto Pérez
Ruiz fue muy trágico ya que su hijo, de 10 años, tenía cáncer, un hecho que fue
explotado en forma descarada por los medios de comunicación oficialistas, el
establecimiento y el candidato a la presidencia, Álvaro Uribe Vélez. La
guerrilla propuso un “canje”, intercambio de prisioneros, petición repetida
decenas de veces, pero sin resultado. Pastrana solo hizo un intercambio de 12
presos guerrilleros enfermos y recibió 51 prisioneros soldados enfermos.
En dos entregas a final del
mes de junio 2001 las FARC entregaron 341 militares y policías rasos y se
quedaron solo con los oficiales, entre ellos el padre de Andrés, el niño
enfermo, oficial de la policía. Fueron duramente criticadas por no liberar a
todos, pero sobre todo el padre de Andrés, José Norberto Pérez Ruiz. Nadie de
los poderosos se dirigió hacía el gobierno de Pastrana con iguales exigencias.
La vergüenza de Londoño
por el “secuestro”
Los integrantes del ex
Secretariado de las Farc se refieren a ese tema cuando pidieron perdón a la
familia de Andrés, pero la crítica suena extraña porque lo que hizo la
guerrilla de Manuel y Jacobo el año 2000 ahora es caracterizado por estos ocho
integrantes del Secretariado como “secuestro”, y no de captura y retención de
uniformados del estado en combate.
“Sentimos como una daga en el corazón la vergüenza
que nos produce no haber escuchado el clamor de Andrés Felipe Pérez, quien
murió esperando reencontrarse con su padre. No podemos devolverles el tiempo
arrebatado para evitar el dolor y las humillaciones que les causamos a todos
los secuestrados”, sostienen mientras se encuentran unos 500 guerrilleros
de las FARC todavía en las cárceles colombianas cuatro años después de la firma
del Acuerdo de Paz.
El niño Andrés Felipe
fue abandonado cuando solo tenía seis meses, una suerte demasiado frecuente en
Latinoamérica. El columnista y periodista de El Espectador Fernando
Garavito literalmente mutiló el domingo 2 de diciembre 2001 en la
página 21 A, los medios de
comunicación, pero sobre todo el diario El Tiempo, acusándolo por hipocresía y
manipulación de la opinión pública:
“Todo el país pasa por encima de la
manipulación de que ha sido objeto el niño (Andrés Felipe Pérez), abandonado
desde su nacimiento a pesar, o, tal vez, a causa del cáncer que se le presentó
a los seis meses. Andrés Felipe Pérez fue siempre un niño
sin padre”.
Los oligarcas colombianos jamás se han preocupado por
la suerte de los 300 niños colombianos que diariamente morían a principio de
los años 2000 como un resultado del modelo económico y social. O los 12-20 que
fueron asesinados diariamente, principalmente por los escuadrones de la muerte
en su “limpieza social”. Solo en Ciudad Bolívar (en el sur de Bogotá) 1995-96
fueron asesinados 500 jóvenes.
El niño Andrés vivía en la ciudad de Buga y a
principio del mes de octubre de 2001 fueron asesinados 31 labriegos y
campesinos por los paramilitares. El Defensor del Pueblo criticaba la Tercera
Brigada del Ejército en Cali por no haber detenido a los asesinos
paramilitares, pero ¿cómo, si Human Rights Watch en su reporte ese año acusaba
a los integrantes de la misma brigada por trabajar medio tiempo para el
Ejército y medio tiempo para las AUC? ¿Quién se preocupó por los centenares de
niños que fueron huérfanos por la masacre de los 31 campesinos?
El periodista y columnista de El Espectador, Fernando Gavarito. El colega se vio obligado de irse al exilio después las amenazas de muerte por desenmascarar a Álvaro Uribe como paramilitar. |
Los menores y la
guerrilla
Hay que entender la
realidad de esa época, y por qué no, la situación actual.
Los niños guerrilleros
siempre han existido. El periodista Alberto Acevedo del semanario Voz escribía
el 12 de agosto, año en curso escribía sobre la campaña feroz en contra del
proceso de paz y cómo los enemigos del Acuerdo de Paz intentan de eliminar lo
que queda del Acuerdo a través de “machacar” eternamente el tema del
“reclutamiento forzoso de niños a la guerrilla”.
Recuerda el colega
sobre los niños incas, “entrenados desde los cinco años de edad” para combatir
al invasor colonial. Estos infiltraron las filas del ejército español, igualito
como hicieron los niños nicaragüenses y salvadoreños que operaban como
“correos” importantísimos entre los barrios para informar o llevar mensajes a
la milicia urbana del Frente Sandinista o los guerrilleros del FMLN.
LUIS ALFONSO VELAZQUEZ FLORES fue un niño mártir de la misma edad como Andrés Felipe,
tenía diez años. El niño promovía la lucha contra la dictadura de Anastasio
Somoza Debayle desde cada lugar donde él se encontraba. Era llamado “El
grillo” pues sirvió de correo para la guerrilla sandinista, quien hacía llamado
de atención a los jóvenes para que se unieran a la lucha. El 21 de febrero de
1979 dio su último discurso, frente a una gran multitud de persona y su mensaje
fue transmitido por todas las radios del país y llegando a cada rincón de
Nicaragua: “y ahora les pido con la convicción revolucionaria que todos los
niños se organicen para el nombramiento de nuestra patria”, indicó en su
momento.
Pero lamentablemente,
un 27 de abril, cuando la Guardia Nacional de Somoza emboscó a Luis Alfonso y
le dispararon en la cabeza, seguidamente, cuando él cayó al suelo, le pasaron
encima de su cuerpo con el vehículo en el que se movilizaban, en un intento de
simular un accidente. Aún con signos vitales, fue trasladado al Hospital
Oriental de Managua, tenía un orificio en la cabeza, además sus brazos y
costillas estaban rotas. Vestía un pantaloncito azul y zapatos color
blanco. Cinco días después de luchar por su vida, falleció. Fue el
2 de mayo de 1979. Murió a tan solo dos meses de cumplir 10 años de edad y solo
dos meses y 17 días antes de que triunfara la Revolución Sandinista que terminó
con la dictadura somocista.
En Nicaragua en cada
parque, centro de entretenimiento y de esparcimiento se puede ver el objetivo
que Luis Alfonso Velásquez quería en su momento, que cada niño pudiera gozar
sus derechos como niño, de tener una infancia feliz y de paz en medio de duras
condiciones de vida.
El caso del niño
guerrillero de John-Jairo
Mi impresión de cubrir
el conflicto armado desde el 1988 es que cada menor que se encontraba en las
filas guerrilleras de las FARC tenía un pasado diferente y variado pero
comprensible por su integración.
El anterior y el actual
régimen político colombiano negaron y niegan a los millones niños una niñez
feliz con plenos derechos, sobre todo en un país que se encuentra en una
profunda crisis, asesinando y masacrando al pueblo colombiano.
En 1983 John-Jairo solo
tenía 8 años cuando fue recibido en el campamento de las FARC por los
comandantes Manuel Marulanda y Jacobo Arenas. Fue la abuela de `John-Jairo´, ex
guerrillera que ya no aguantaba físicamente de estar encargada del niño. El
padre de `John-Jairo´ era guerrillero y había muerto en un combate mientras la
mamá peleaba en el 26º Frente de las FARC-EP en el departamento del Meta. Para
la abuela la mejor salida era entregarlo donde se encontraría más seguro, en el
campamento guerrillero Casa Verde.
“Tengo muy buena
puntería”, habría dicho el `pelado´ al comandante `Tirofijo´, Manuel Marulanda,
para convencerle de recibirlo cuando llegó con la abuela a la entrada del
campamento.
Y así fue. Quedó como
guerrillero porque prácticamente había nacido como guerrillero. Además, en el
movimiento insurgente no todo es militar, quizás una minoría de las tareas son
militares. Y ahí quedó `John-Jairo´ con el honor de haber sido el
guardaespaldas del comandante Jacobo Arenas, el co fundador de las FARC-EP
junto con Manuel Marulanda.
Los `Gamines´, niños de
la calle
Los políticos
neoliberales ejecutan contrarreformas sociales que dejan millones de jóvenes
colombianos en la miseria, prostitución, que se integran en el ejército de
`gamines´ (niños de la calle) que ambulan en las ciudades. Una de las más duras
imágenes que jamás saldrán de mi mente o de mi retina fue el “bulto” de unos 20
gamines durmiendo juntos para calentarse entre ellos mismos en la
Avenida Avianca esa mañana fría 1980 en 2500 metros encima el mar
cuando iba al aeropuerto Eldorado en Bogotá después de mi primera gira
periodística en Colombia.
El estado colombiano y
sus voceros en el gobierno de Iván Duque quieren hacer trizas de lo que queda
del Acuerdo de Paz y hacen montajes y manipulan salvajemente casos como
`John-Jairo´ sin entender los trasfondos.
He escuchado terribles casos en donde familias enteras han sido aniquiladas físicamente por el Terrorismo de Estado o su brazo paramilitar. Y es una responsabilidad de los periodistas colocar el tema en su verdadero contexto.
John-Jairo en su puesto de trinchera en Casa Verde. FOTO: DICK EMANUELSSON. |
John-Jairo cayó combatiendo
Durante el bombardeo de
Casa Verde el 9 de diciembre de 1990 y los siguientes combates durante tres
meses, ahí estuvo John-Jairo peleando como los demás guerrilleros. El
presidente liberal César Gaviria y su camarilla de generales no le dieron
a John-Jairo más
alternativas.
Pasaron unos años,
John-Jairo creció y en las conversaciones de paz en la Habana le pregunté a la
comandante guerrillera Olga Marín, que había conocido durante el conflicto
sobre ¿qué había pasado con ese muchachito que era tan orgulloso por haber sido
el “Guardaespalda personal del comandante Jacobo Arenas”?, ese año de 1988
cuando reinaba el “Acuerdo de Cese al Fuego de La Uribe”, acuerdo firmado entre
el presidente Belisario Betancourt y el Secretariado de las FARC-EP.
“Pues, John-Jairo tuvo su propia escuadra guerrillera, pero murió a los 25
años en un combate con el Ejército Nacional”, decía Olga.
Me dolió la suerte
de John-Jairo. Pero sé,
que él, a pesar de sus pocos años, estaba convencido que lo que quería.
O como decía su mentor
político, Jacobo Arenas, que las Farc nacieron como una autodefensa, una
respuesta al terror estatal. Porque no fueron los 52 campesinos en Marquetalia
que atacaron con sus escopetas a los 16.000 infanteristas y aviones de
bombardeo en esos días de mayo de 1964, fue el Ejército Nacional, ordenado a
través “el Plan Lazo”, cuyos arquitectos era el Pentágono.
Manuel Marulanda, Jacobo Arenas y John-Jairo en su puesto en las afueras de la oficina del comandante Arenas. FOTOS: DICK EMANUELSSON. |
Decía el jefe del
Ejército Nacional, Mario Montoya a sus soldados, según el capitán Henry William
Torres Escalante, citado por la JEP, Justicia Especial de Paz, el 1º de octubre
2020:
“Yo quiero bañarme en una piscina
llena de sangre ¡Sangre! Guerrillera, guerrillero: mataré, y su sangre beberé;
roja, espesa, sabrosa; guerrillero: mataré, y su sangre beberé…
Fue ese ejército al que la guerrilla de John-Jairo se
enfrentó.
Él será recordado por todos los ex o guerrilleros
activos. Porque dio su vida para una Nueva Colombia Digna donde los niños de
esa hermosa república tendrán los derechos que les merecen, no la Colombia de
las mentiras y engaños.
¡Paz en tu tumba, muchachito heroico!
Entrevista marzo-abril de 1988 con John-Jairo:
https://youtu.be/8eSc_ZtdS3c
¿Qué edad tienes?
“Tengo
13 años”
¿Cuándo
te incorporaste a las FARC?
“,
No, yo no he sido incorporado. Yo nací en el movimiento”.
¿Tú
naciste aquí en esta zona?
“No,
yo nací por el lado de Vichada”.
¿Estudiaste
en la escuela allá?
“No,
lo poco estudio que tengo, me han dado aquí”.
¿Aquí
recibes la educación?
“Si”.
(Interviene
el viejo colega Álvaro Angarita del semanario Voz, QEPD, con
el cual fue durante tres días en caballo a Casa verde y agrega que John-Jairo
sabe leer y escribir).
¿Cuándo
llegaste a Casa Verde?
“Estoy
desde 83´ aquí en este sitio”.
¿Y los
compañeros te dan enseñanza todos los días?
“Pues de estudio no, porque casi no tengo la posibilidad de estudios”.
¿Dicen que tu abuela también estaba en las
FARC, o está?
“Está”.
¿Pero
ya no vive más con ella?
“No,
ella todavía está viva pero no era condiciones para ella estar en el
movimiento, las condiciones físicas no prestan”
¿Y tú
papi y mami?
“Mi
papi ya está muerto”.
¿También
estaba en la guerrilla?
“Si”.
¿Y tú
mami?
“Mi
mami sí está todavía en la guerrilla”.
¿Pero
en esta región, no?
“No,
está en un Frente, en el Meta (departamento), pero está más abajo”.
¿En
qué frente?
“En el
26”.
¿No la
echa de menos?
“Pues
siempre. Pero no. . . no es mucho porque siempre hemos estado viviendo aparte,
separados. Ya estaba acostumbrado”.
¿Tú
criaste más con tu abuela?
“Yo sí
me creí más con mi abuela”.
¿Y
cómo te sientes aquí con los compañeros?
“Me
siento bien”.
¿Qué
tipo de tareas tienes aquí?
“Como
en especial no hay ninguna”.
¿Cómo
las de los demás camaradas?
“Para
labores cotidianas como hacer aseo, hacer guardia. . .”.
¿Cuál
fue el motivo porque te incorporaste?
“Yo no
me incorporé, como le explicaba, nací en las Farc”.
Casa Verde abril 1988. Los guerrilleros en formación durante la 2a Cumbre de la Coordinadora Nacional Guerrillera Simón Bolívar. FOTO: DICK EMANUELSSON. |
¿Qué piensas sobre el futuro de Colombia?
¿Hay que seguir luchando?
“Hay
que seguir luchando”.
¿Por
eso existe la guerrilla?
“Por
eso sí”.
¿Cuándo la guerra
termina, qué profesión, que quiere hacer en el futuro?
“Pues, no le puedo decir, que no sabemos cuándo
estaremos en esa etapa. . .”
¿No sabes que quieres hacer?
“No pues, nos queda aquí después. . . y muchos
trabajos. . . con mi aprendizaje. .”
¿Qué tipo de aparatos?
“Como puede ser armamento de diferentes
manejos. . . como aparatos que queremos aquí”.
¿Podrías
ser un comandante en un próximo ejército popular?
“¡Claro!”
¿Aquí
no hay niños de tu edad?
“Si,
hay dos. Pero uno se fue y el otro se encuentra por ahí”.
¿En misión?
“Si,
en misión”.
¿Qué
edad tienen ellos?
“Eso
yo no sé, creo que tienen 15 años”.
¿Por
qué se fue el otro?
“Él se
fue a luchar en otro frente, como hay en todo el país”.
¿Él
tenía 15 también?
“No lo
sabía decir yo. Pero había cumplido los 14 años lo escuché yo antes de ir”.
¿Y lo
trasladaron a un otro frente?
“Sí, a
otro frente”.
¿También
lo quisieras tú?
“Pues aquí uno aprende mucho. Porque uno está al lado de los máximos
[comandantes] del movimiento y pues pueden llegar más personajes a esta parte.
. . pues uno puede aprender más de ellos. Pero en frente uno puede tener más
experiencias de quizás de guerras y demás experiencias combativas”.
¿Qué opinión tienes tú sobre el comandante Jacobo
y el compañero Manuel?
“Mi
opinión es que ellos son los máximos dirigentes de nuestro partido, que nos
dirigen, son ellos los que enfrentan todos los problemas del país y los que dan
la orientación a todas las Fuerzas Armadas Revolucionarias de modo de ejercer.
Tienen una mayor importancia por ser nuestros jefes máximos”.
¿Qué
tipo de problemas especiales tienen los jóvenes de tu edad aquí?
“Pues
problemas así como . . . en caso de represiones le toca a cargar más de lo
necesario, y le toca cargar más pesado por la situación de economía
(alimentación), por la situación de cómo cargar más pesado. . . Pero eso si se
da en situaciones así de crítica”.
¿Cuándo se encuentra en una misión?
“Si”.
¿La
mochila está muy pesada?
“Si, y
otros problemitas que pueden haber”.
¿No has tenido ganas
de ir a ninguna ciudad, irte al cine y ver una película, encontrarte con otros
muchachos?
“Yo sí he querido ir a mirar esto y esa cosa pero este
no me ha quedado la posibilidad”.
¿Pero aquí también hay actividades culturales?
“Sí, aquí hay culturales, aquí se ve cine también”.
“Sí, aquí hay culturales, aquí se ve cine
también”.
Y los
compañeros que son de mayor edad, ¿te tratan bien?
“Sí,
me tratan bien”.
¿No te
trata como un chico?
“Si,
pues, como un chico”.
¿“Pero
con respeto?
“Sí porque aquí a todo el mundo le tienen respeto”.
Bueno, ¿tienes una novia?
“No
tengo”.
¿Tampoco
has tenido?
“No”.
¿Tampoco
tienes los ojos a alguna?
“No”,
dice con timidez.
Ayer
el comandante Jacobo nos contó que habías tenido siete novias. ¿Es cierto?
¡“Noooo”!,
dice subrayando con fuerza.
El reportero con John-Jairo, después de la entrevista. |