Manuel Marulanda en posición de combate en Ríochiquito 1965. El histórico documental del año de 1965 por los franceses Jean Pierre Sargent como camarógrafo y Bruno Muel como director. |
La proeza de Pepe Sánchez que no conoce
el país
“La vez que me fui a filmar a Marulanda
en plena guerra”
Por Roberto Romero Ospina, especial
para El Espectador
“Hubo un momento en medio de la candela que los franceses
quisieron meterse para filmar algunas escenas de guerra siguiendo una trocha,
cuando nos encontramos con Manuel Marulanda diciéndonos, ‘para que se van a
meter por allí si esos tiros salen de matorrales y no se ve nada, y después si
les pasa algo me los van a cobrar a mí’”, anotó Pepe Sánchez en una entrevista
exclusiva con este periodista hace un par de años.
Era la primera vez en su larga vida de cineasta, actor y
director de televisión que Sánchez revelaba su experiencia como asistente de
uno de los documentales históricos de la resistencia campesina que se fraguó en
1964 tras la ofensiva militar a Marquetalia en 1964 y que desencadenó esta
guerra de medio siglo con las FARC que ya culmina.
Unos días antes de aquel evento, de cumplirse 50 años de la
ofensiva a Marquetalia, Pepe Sánchez nos dio detalles de su participación en la
filmación de “Ríochiquito” diciéndonos que jamás había revelado a la prensa
aquellas jornadas.
Video: Versión original 1965 - "Rio Chiquito" en Francés.
Y por primera vez también los lectores de El Espectador
tienen acceso a esta información que nos entregó en el Café de la Memoria,
envuelto en una gruesa bufanda gris y su cachucha de marino, y que mantuvimos
inédita.
Pero también nos contó pasajes decisivos de su vida que
revelan siempre su compromiso social, su “vocación subversiva y espirito
crítico” y que nada o poco reflejaban los medios que siempre lo han querido
presentar como un inofensivo hombre de la farándula. Como su activa
participación en las jornadas estudiantiles, siendo alumno de Derecho del
Externado, del 8 y 9 de junio de 1954 tras la matanza estudiantil del régimen
de Rojas Pinilla.
Recuerda que bajo el gobierno del conservador Guillermo León
Valencia en 1963 comenzó a prepararse “una ofensiva contra las llamadas
repúblicas independientes del sur del Tolima entre las que se encontraban las
zonas agrarias de Marquetalia y Riochiquito. Yo ya estaba vinculado a la
televisión desde 1954 cuando la creo Rojas Pinilla y sabía de cine”.
Siguiéndole el paso a los
acontecimientos
Diego Montaña Cuéllar, |
Pepe se interesaba en seguirle el paso a estos
acontecimientos y como él y su familia eran muy amigos del dirigente comunista
Diego Montaña Cuéllar, en cuya casa “se hablaba de marxismo y se echaban unos
tragos”, le propuso hacer un documental de aquellas regiones campesinas.
“Diego me dijo que hiciera una lista de lo que se
necesitaba, entonces incluí una cámara, equipos de sonido, luces, y eso quedó
en manos del partido, pero como el trámite se demoraba mucho prácticamente desistimos
del proyecto”, subrayó. Para ese entonces ya había estallado la guerra tras la
toma de Marquetalia en marzo de 1964.
Pero el proyecto de Pepe Sánchez tendría un giro inesperado
unos meses después. “Montaña Cuéllar me llamó a comienzos de 1965 y me preguntó
si aún seguía interesado en la idea de filmar allí y ante mi respuesta de: ‘yo
encantado’, me cuentó que están por llegar dos cineastas franceses enviados por
uno de los mejores documentalistas de todos los tiempos, el holandés Joris
Ivens”. El “holandes errante” como se le conocía a Ivens, escogió a Jean Pierre
Sargent como camarógrafo y Bruno Muel como director.
Los secretos de una aventura
Pepe Sánchez. |
Entonces revela los secretos de la memorable aventura que
dio como resultado la realización de uno de las piezas narrativas más premiadas
y que le dio la vuelta al mundo poniendo en entredicho al gobierno de Valencia.
Su papel fue de consejero y traductor aunque a veces metía
la cucharada dando ideas de la realización del filme.
“Duramos diez días en llegar a la zona asignada de
Ríochiquito, en el Huila, donde se habían desplazado los campesinos de
Marquetalia y allí estaba el Estado Mayor Central de las nacientes guerrillas
que más tarde se convertirían en las FARC. Nosotros pasamos un puesto lleno de
militares a quienes les mostramos unas credenciales que yo había conseguido”.
Y añadió lleno de ese humor sarcástico que siempre lo
acompañó: “Ellos entraron como documentalistas para realizar un trabajo sobre
aves de la selva e indígenas paeces, lo que no era descabellado porque en esa
región del Huila abundan los unos y los otros”, mientras se regocijaba por la
burla que se le hizo a las autoridades para poder acceder a la zona de guerra.
Jacobo Arenaz, co fundador de las FARC dando instrucciones a los guerrilleros. |
“Básicamente entrevistamos a Jacobo Arenas que en la cinta
aparece dando una arenga, a Manuel Marulanda y al joven revolucionario Hernando
González, a quien ya había conocido en mi época universitaria en Bogotá”.
A Pepe Sánchez le llamó la atención Manuel Marulanda a quien
describió como “el hombre más tranquilo y callado de todos, de una gran
sencillez”. Y recuerda que apenas a una escasa hora de cruzar el puesto militar
a caballo pues había una tregua entre los dos bandos, detrás de una gran
arbolada se encontraban los jefes guerrilleros. Allí filmaron la etapa de
autodefensa campesina dedicada al abastecimiento para la posible movilización.
“Vamos a almorzar que estos regresan”
“Allí estuvimos una semana con Isauro Yosa, el patriarca de
las autodefensas, Ciro Castaño y los jefes que ya señalé, todos en su política
de proteger la vida y en la lucha por mejores condiciones sociales. Y Marulanda
con ese olfato de estratega nos dice apenas aparece el alba: ‘a las 8 vamos a
desayunar y de inmediato vamos a las trincheras pues no demoran en venir a
bombardearnos’, y así fue. Todo eso lo registramos en las cámaras”.
El acoso de las bombas como previó también Marulanda, duró
hasta las 12. “Vamos a almorzar que esos vuelven a las 2 pues también se fueron
para lo mismo. Lo que se repitió con exactitud de oficina. La andanada de
metralla y descargas de fuego desde la aviación solo terminó a la 5 de la
tarde”.
El bombardeo de la región de Río Chiquito. |
En 20 minutos, los espectadores pueden apreciar las escenas
de la violencia: ranchos quemados, los vuelos rasantes de la aviación militar,
el éxodo campesino, las arengas de un Marulanda de apenas 36 años o de Jacobo
Arenas, y decenas de hombres con el fusil al hombro dispuestos a la lucha y que
han marcado este medio siglo de historia. Al final, retumban los ecos de la
música indígena en la banda sonora del film.
“Todo ese material de horas lo editaron en Paris haciendo de
locutor Alberto Rojas Puyo; yo quería filmar más el lado humano de la tragedia,
pero los franceses le dieron más fuerza a la parte política quizá porque la
denuncia de la agresión a estas regiones de autodefensa era lo que primaba”,
recalcó.
“La orden era dispararnos”
Después vendría la odisea de la salida. “Fueron quince largos
días de marcha que trajo como primera víctima al comandante Hernando González
quien logró conducirnos a otro grupo que nos esperaba pero a su regreso se
equivocó y tomó la misma trocha y no una nueva, y allí lo emboscaron”.
Sánchez nos dijo que les tocó subir los picos más altos del
Cauca y descender a las llanuras ardientes del Tolima para ponerse a salvo y
resguardar el material fílmico.
“Como nos enteramos más tarde, y como ya sabían que habíamos
estado con los guerrilleros, la orden era disparar sin contemplaciones de
encontrarnos. Pasamos varios días sin alimentos, solo comiendo unas almendras
del monte hasta que otro grupo nos recibió con provisiones y pudo llevarnos a
las goteras de Bogotá”.
Los dos cineastas franceses fueron detenidos a su regreso y
en menos de 24 horas expulsados de Colombia. Sánchez quedó a cargo de los
rollos y salió por otra vía de manera que se salvó el material fílmico que en
menos de dos meses se dio a conocer al mundo.
Los guerrilleros del año 1965 en Riochiquito. |
Sin embargo, Pepe sufrió duras consecuencias por su audaz
participación en aquella memorable realización que siempre reproducen los
medios que muestra a Marulanda escribiendo a máquina con apenas 36 años. “Él
escribía todas las mañanas una bitácora de los sucesos que luego revisaba
Jacobo Arenas quien le tachaba cosas y le decía esto no va y esto sí, algo que
no parecía correcto”.
Tuvo tiempo de conversar con Marulanda, a quien no volvió
nunca a ver. “Cuando estaba en el colegio San Bartolomé haciendo el
bachillerato, un compañero, Armando Yepes, me contó que su familia era
desplazada de Ceylan por ser liberales y vio cómo los pobladores de Versalles,
en Caldas, dirigidos por el cura, arrasaron con el pueblo. Marulanda me contó,
15 años después, la misma situación, siendo él víctima y por eso se enmontó con
varios labriegos y unas pocas escopetas”.
Tocó perderse
Sánchez nunca apareció en los créditos de “Riochiquito”, lo
que hubiera sido aún más grave para él. “Me estaban buscando, pero el conocido
abogado Rafael Poveda, mi apoderado, me dijo que me presentara ante el juez,
Muñoz Martínez, un bárbaro conservador que hizo una especialización en
interrogatorios en la España franquista, a ver cómo salía de esta. La situación
era muy difícil, pero yo me sentía orgulloso de aquella proeza”.
La pobreza reinaba y reina todavía en las regiones en donde surgió la guerrilla más antigua en Latinoamerica. |
Fue a tres diligencias y al terminar la última se entera que
las autorizaciones militares para entrar a la zona y que entregaron en los
puestos castrenses, habían desaparecido del expediente. “Ante esto Poveda y mi
familia me dieron la orden, piérdase de inmediato. Entonces me refugié en Chile
y allí pasé cuatro años hermosos. Trabajé como asistente de Miguel Littin en su
laureada película “El chacal de Nahualtoro”, y faltando pocos meses del golpe
de Pinochet, resolví regresar a Colombia”.
Pepe Sánchez de inmediato se une al grupo de cine político
que encabezaba Carlos Álvarez y con él hacen varios documentales y llevan sus
películas a barriadas populares, sindicatos y al movimiento estudiantil. Allí
también estaban su hermano Carlos Sánchez, Gabriela Samper, y Bejarano, entre
otros.
Facilitó su regreso del exilio el olvido del caso además que
el ministro de Guerra de ese entonces, el general Reveiz Pizarro y el juez, Muñoz
Martínez, que tenía lista la orden de captura, habían fallecido.
El gran artista fallecido, columna ideológica de la
dramaturgia comprometida de la TV nacional, siempre fue un abanderado de la
búsqueda de la paz. Tenía muchas razones para ello: había visto la guerra con
sus propios ojos en Riochiquito hace más de medio siglo.