El silencio gubernamental Uribe-Santos de las violaciones
paramilitares de su cese al fuego
Por Dick
Emanuelsson, ANNCOL
ANNCOL / DICK
EMANUELSSON / 2015-04-20 / Este artículo que ANNCOL reproduce a continuación,
no es nuevo. Fue publicado en la Revista Semana el 9 de febrero de 2013. No
obstante, consideramos que tiene alta importancia y vigencia teniendo en cuenta
la situación surgida después de los combates en la vereda “La Esperanza” en el
municipio de Buenos Aires, Cauca, en donde murieron once militares y una
veintena resultaron heridos el 15-16 de abril.
Mientras el gobierno de Juan Manuel Santos y los generales
hacen un grito en alto por el resultado fatal para la institución castrense,
los medios de comunicación oficialista llenan sus columnas o pantallas o
emisoras de las consecuencias del resultado trágico, pero no tocan a las causas
del combate el 15-16 de abril.
Los “Falsos Positivos” de Santos
Juan Manuel Santos fue ministro de defensa del gobierno de
Álvaro Uribe. Fue él que introdujo el mal llamado “Falsos Positivos” para
distraer a los términos verdaderos de la guerra sucia del Terrorismo de Estado.
“Falsos Positivos” no son otra cosa que fusilamiento del enemigo o ejecuciones
extrajudiciales. Pero a los civiles.
Santos era un férreo defensor de la política de la guerra
total contra la insurgencia llamada “Seguridad Democrática”. Hoy sabemos que el
saldo es contado en miles de colombianos enterrados en fosas comunes y
recogidos como “NN” por los médicos forenses.
Poco a poco sale al flote la verdad y el trasfondo de los
combates el 15-16 de abril en el caserío, contados por sus propios habitantes
[http://anncol.eu/index.php/colombia/politica-economia/item/246-pacocol] que
contrasta totalmente con las versiones de El Tiempo, RCN o Caracol.
El cese al fuego unilateral de las FARC
Dos veces el gobierno de Santos, presionado por Uribe, el
Procurador y los generales, han gritado en alto por las acciones de las FARC
durante su alto al fuego unilateralmente decretado el 20 de diciembre del 2014.
La primera vez fue cuando fue tomado prisionero de guerra el general Rubén
Darío Alzate a final del mes de octubre de 2014 y ahora, cuando la una unidad
de la Contraguerrilla
del Ejercito Colombiano, según sus propias palabras y los testimonios de los
habitantes del caserío de La
Esperanza, fue atacada por las FARC que actuaban en defensa
en contra los “operativos de control de la Zona” del Ejercito Nacional, operaciones
realizadas desde más de un mes en la zona.
Las FARC no se levantaron de la mesa cuando fue asesinado su
máximo comandante, Alfonso Cano, cuando éste, ciego después un bombardeo, fue
fríamente fusilado por las tropas que consultaron a Santos que iban a hacer con
el comandante de la guerrilla, ¿llevarlo capturado o fusilarlo? “¡Fusílenlo”!
fue la orden de Santos, en calidad de máximo comandante de sus FF.MM. Ya se
habían hecho las primeras consultas entre los representantes del gobierno de
Santos y el Secretariado de las FARC. Pero pese la ejecución extrajudicial, la
guerrilla no declaró la guerra, ni hizo un escándalo al estilo de los últimos
días.
El cese al fuego de las AUC (paramilitares)
Según la Comisión Colombiana de Juristas, los
paramilitares de las AUC cometieron más de 2.500 asesinatos y desapariciones
durante su cese al fuego (desde el inicio del 2003, nota ANNCOL). Y según
cifras de la propia Vicepresidencia, en los dos primeros años de dicho cese,
los grupos paramilitares cometieron más de 40 masacres.
Pero ¿se recuerdan lo que decía Luis Carlos Restrepo, alto
comisionado para la Paz
del gobierno Uribe, cuando la
Revista Semana le preguntó sobre las masacres y los
asesinatos durante el cese al fuego paramilitar?
“Mi estilo no es salir histéricamente a los medios de
comunicación a reaccionar ante cada episodio (¡Sic!) en el que puedan estar
involucradas las autodefensas. Mi trabajo es producir hechos de paz, lograr que
efectivamente estos grupos se desmovilicen”.
La fuente de estas citas son de la excelente crónica de la
periodista de la
Revista Semana, Martha Ruiz, escrita no ahora a raíz de los
combates el 15-16 de abril, 2015, sino en septiembre de 2013 por el silencio
gubernamental en dichos años.
¿El estado romperá el proceso de paz?
Hoy esas líneas, que ANNCOL reproduce abajo, son más
vigentes que nunca e ilustra la hipocresía del establecimiento actual.
Por que ¿que han dicho hoy el jefe de la Delegación del gobierno
de Santos y el Procurador, Humberto de la Calle y Alejandro Ordóñez, respectivamente?
la Calle: “No estamos dispuestos a
permanecer indefinidamente en la
Mesa. Las Farc incumplieron su palabra al asesinar 11
militares”.
Procurador
Ordóñez: ¡”No
se puede volver a amarrar a las Fuerzas Militares”!
En texto claro; la guerra esta en la esquina.
* * *
Píldoras para la memoria de Uribe
Por Martha Ruíz, Revista Semana
Nadie estaba combatiendo a los paramilitares
mientras el cese al fuego inundaba de sangre al país.
En noviembre del 2002, apenas dos meses después de
que Uribe se posesionó como presidente, las AUC anunciaron un cese del fuego
unilateral, para cumplir la única condición que el Gobierno les ponía para
sentarse a negociar. Fue así como en junio del 2003 se instaló la mesa de Santa
Fe Ralito, con Luis Carlos Restrepo de un lado y Carlos Castaño del otro.
Sin embargo, en febrero del 2004, las AUC mataron a
Marta Lucía Hernández, directora del Parque Tayrona, quien se oponía a la
titulación fraudulenta de predios que auspiciaban los paramilitares allí.
Frente al asesinato, la mesa de Ralito guardó silencio.
En abril de ese mismo año, las AUC mataron a su
propio jefe, Carlos Castaño, y la negociación siguió como si nada. La prensa
denunció que se trataba de una conspiración de los narcos para adueñarse del
proceso. Luego mataron a ‘Doble Cero’, Miguel Arroyave, Rodrigo Cadena… y del
lado del Gobierno, nadie se paró de la mesa.
En julio de ese mismo año se encontró una avioneta
con cocaína, atribuida a Ernesto Báez. Durante todo el cese hubo evidencia
abundante de que las AUC seguían en el negocio del narcotráfico. Y nadie se
levantó de la mesa.
En septiembre del 2004, las AUC acribillaron en
Barranquilla al ilustre profesor Alfredo Correa de Andreis. Por supuesto, no
hubo conmoción en la mesa.
En febrero del 2005, paramilitares de Urabá y
miembros de Ejército masacraron a dos familias en La Resbalosa, San José de
Apartadó. Entre otras cosas, degollaron a los niños. Pero nadie se levantó de
la mesa.
Según la Comisión Colombiana
de Juristas, las AUC cometieron más de 2.500 asesinatos y desapariciones
durante el cese al fuego. Y según cifras de la propia Vicepresidencia, en los
dos primeros años de dicho cese los grupos paramilitares cometieron más de 40
masacres. Obviamente, nadie se paró de la mesa.
En el 2003, en pleno cese al fuego, las AUC
hicieron pactos con políticos en casi todo el país. Asesinaron candidatos en
todas partes para hacerse con el poder local. Uno de ellos fue Tirso Vélez,
quien aspiraba a la
Gobernación de Norte de Santander. Como imaginarán, no pasó
nada en la mesa.
Cuando el remedo de “cese al fuego” hizo crisis,
algún periodista de SEMANA le preguntó a Luis Carlos Restrepo, alto comisionado
para la Paz del
gobierno Uribe, qué tenía para decir al respecto. Esto fue lo que respondió:
“Mi estilo no es salir histéricamente a los medios
de comunicación a reaccionar ante cada episodio en el que puedan estar
involucradas las autodefensas. Mi trabajo es producir hechos de paz, lograr que
efectivamente estos grupos se desmovilicen”.
Entonces el gobierno de Uribe estaba cocinando un
proyecto de perdón y olvido, llamado pomposamente Ley de alternatividad penal,
que el Congreso rechazó aun antes de ser presentado.
Sobra decir que nadie estaba combatiendo a los
paramilitares mientras el cese al fuego inundaba de sangre al país. Por el
contrario, el jefe de seguridad del presidente Uribe, como ya está probado,
trabajaba para ellos. Y no exactamente construyendo paz.
La agenda de la negociación de Ralito nunca se
conoció. De vez en cuando, desde la prisión, los jefes de las AUC denuncian que
el Gobierno les incumplió ciertas promesas hechas en la mesa. Y desde la
clandestinidad, Restrepo responde que todo es mentira. Eso es todo.
(…)
Desde hace cuatro meses el gobierno de Juan Manuel
Santos y las FARC intentan ponerle fin al conflicto armado que vive Colombia
desde hace 50 años. Pactaron una agenda que es de conocimiento público y unas
reglas del juego que están expuestas claramente sobre la mesa. Reglas que, por
cierto, no incluyen el cese al fuego. La presión militar contra la guerrilla no
ha dado tregua un solo día.
Aun así, Álvaro Uribe exhibe fotos de los muertos
en combate, exige que el Gobierno suspenda los diálogos de La Habana y nos advierte que
esta vez habrá impunidad.
¡Qué falta de pudor!