miércoles, 4 de abril de 2018

Colombia: ¿Elecciones presidenciales entre la democracia representativa y el fascismo?


El fascismo colombiano representado por el Uribismo se mueve detrás la candidatura de Iván Duque, de Centro Democrático.


Por: Tony López R (*)

El próximo mes de mayo se desarrollaran las elecciones presidenciales en Colombia, la gran incógnita es quien será el próximo inquilino del Palacio de Nariño. Los resultados de las elecciones parlamentarias suponen un indicador de quienes se perfilan como los más opcionados. Los resultados indican que las campañas mediáticas y empresas encuestadoras, se inclinan a señalar a los candidatos Iván Duque del Partido Centro Democrático y Gustavo Petro de la alianza Colombia Humana, como los que se medirán en una segura segunda vuelta a la Presidencia.
En la opinión de este analista, está estrategia mediática es una de las sutiles trampas, con las que suele jugar el régimen político que impera desde hace muchos años en Colombia, el objetivo es favorecer a uno de los candidatos afín al sistema o régimen imperante. Porque esa campaña sugiere que se escogerá entre dos polos opuestos a saber: derecha o izquierda. Puesto en estos términos y con la eficiente y multimillonaria propaganda y manejo sicológico de la opinión pública, Petro representaría a la izquierda y ello quiere decir que de ganar la presidencia se instauraría en Colombia un sistema “castrochavista” donde se impondría un sistema socialista o comunista.
Nada más lejos de la verdad, pero es la forma de influir en el electorado e introducir el pánico y el terror que desde hace decenas de años han formado en la mentalidad de nuestros pueblos, víctima de la ya conocida “guerra fría” que con mucha intencionalidad fue y es promovida por Estados Unidos y la derecha criolla. Se aprovechan del desconocimiento o ignorancia de los votantes, también se vinculan a las viejas prácticas clientelistas, a la compra de votos, pero sobre todo se montan sobre las campañas de los medios de comunicación defensores a ultranza del modelo que actualmente, ha empobrecido al país, acabado con la industria nacional y el campo y enriquecido una pequeña elite colombiana que son además los propietarios de esos medios de difusión.
Las elecciones parlamentarias del pasado 11 de marzo, mostraron también el injustificado incumplimiento de la Registraduria Nacional Electoral al no proveer, que se conozca, en más de 20 puesto en toda Colombia la Tarjeta Electoral al votante, lo cual fue denunciado, incluso por sectores de clase alta de Medellín y una denuncia en la capital antioqueña, donde sí había boletas de izquierda de sobra lo que ocurría era que los jurados se negaban a entregarlas. “Así lo denunció Juan Manuel Sepúlveda, líder comunal, a quien en el colegio León de Greiff no le quisieron entregar la papeleta para votar por Petro, según conoció el diario argentino Página 12, la denuncia llegó hasta el sistema Uriel, plataforma oficial del gobierno colombiano donde quedarán registrados uno a uno los casos documentados con las fallas que tienen en vilo el buen nombre de la Registraduría.
Según el Registrador Nacional    Juan Carlos Galindo, existe un debate si él país cuenta con los recursos para atender estas consultas electorales, precisando que el Ministro de Hacienda no les otorgó todo el dinero solicitado para imprimir los 36 millones de boletas. Para el Procurador General, Fernando Carrillo “la democracia colombiana vive una dura prueba por la contingencia con las tarjetas de Consulta, asegurando que es hora de la madures de las instituciones y los Partidos, los medios de comunicación y los ciudadanos en respetar los resultados no sin dejar de hacer las investigaciones correspondiente” Este señalamiento del Procurador alerta muy seriamente sobre lo sucedido en estas elecciones parlamentarias, porque no solo no tenían las tarjetas, el tema es más preocupante, es negarse a entregar, teniéndolas, las tarjetas de los candidatos de izquierda y el ingreso al Congreso de personajes vinculados al crimen organizado, narcotráfico y corrupción.  .
La gran prensa y los dirigentes de la derecha del país están muy contentos con los resultados electorales del 11 de marzo de 2018, los tiene sin cuidado que hayan sido elegidos, paramilitares o familiares de estos, como también personajes corruptos o sus esposas e hijos, investigados y algunos con condenas por paramilitarismo y corrupción. La importancia de la justa electoral fue la derrota de las FARC, ya estas no son un peligro, el Castro Chavismo dejó de ser una amenaza.
Según informó el diario argentino Página 12 el Partido Cambio Radical es quien tiene mayor cantidad de candidatos cuestionados con siete, seguido por el Centro Democrático, el Partido de La U, Opción Ciudadana, y el Partido Conservador, todos con cinco candidatos familiares de los que hoy están tras las rejas. Los partidos de izquierda, entre tanto, salieron limpios en este listado pero lograron muchos menos votos que la derecha y el centro cuestionados. Datos proporcionados por la prestigiosa Fundación de Paz y Reconciliación y cuyo sub director ha sido amenazado por la familia Suárez Mira, municipio de Bello, Antioquía al denunciar que estos actuaban al amparo de las mafia del narcotráfico.
Mientras que en los Departamentos de Nariño y en Tumaco fueron sorprendidos dirigentes del Partido Oficialista de la Unidad Nacional, comprando votos,   aseguró el diario bonaerense. Todos estos hechos demuestran la poca transparencia de las elecciones en Colombia y la comisión de posibles fraude.
Las elecciones presidenciales del próximo 27 de mayo puede decidir en primera vuelta quién será el próximo ciudadano en ocupar el sillón de la Casa de Nariño, la derecha apuesta a ganar, pero los resultados parlamentarios no le fueron favorables al senador Álvaro Uribe,   mentor de candidato ultraderechista Iván Duque y aunque logró 5 millones en la consulta está muy por debajo de lo logrado en la pasadas elecciones cuando Iván Zuluaga conquistó 6,9 millones de votos. No hay dudas de que en Colombia se irá a una segunda vuelta, más allá de la campaña contra Petro y las debilidades del Partido Oficialista de la U, el Partido Liberal y los Conservadores.
Solo la unidad de la centro izquierda en una segunda vuelta, sin dejar por fuera a ninguna de las fuerzas políticas, desde Sergio Fajardo hasta Petro, incluso con el sector progresista del Partido Liberal, pudieran lograr la elección presidencial, lo grave en Colombia es que la izquierda siempre se divide para ganar pequeños cotos, mientras que la derecha se une y es ahí donde el candidato Duque puede ganar está contienda, que significará un negro nubarrón en el cenit, o las camisas pardas en Colombia, las declaraciones pre-electorales del candidato de Uribe Vélez así lo indican, cuando declara que se acabará con la impunidad, si ello fuera cierto, al primero que habría que someter a la Corte Penal es al ex presidente Uribe acusado por dicha Corte por los llamados falsos positivos donde más de 3000 jóvenes fueron asesinados impunemente por sectores militares, que también deben ser sometidos a dicha Corte. Pero cuando Duque hace está declaración está pensando en llevar a la cárcel o a la extradición a los comandantes de la desmovilizadas FARC.
Un escenario como ese puede ser fatal para el país, porque además si nos atenemos a lo que está sucediendo con los incumplimiento de los Acuerdos de La Habana y así lo han señalado en muchas ocasiones los representantes del Centro Democrático las consecuencias serán fatales y la guerra del campo se extenderá a las ciudades y a su periferia. Las FARC ha sido muy seria en sus compromisos, incluso entregando sus armas y concentrando fuerzas antes de que se cumplieran los acuerdos, esto la pone en una posición muy débil y se demostró con los ataques a su campaña electoral que tuvieron que suspender. Esas acciones son demostrativas de que este país se debate entre la “democracia representativa y el fascismo. Será al electorado colombiano a quien le tocará decidir si volver a un escenario de guerra en las ciudades y campo o a la paz y la reconciliación.
(*) Periodista, Politólogo y analista internacional
La Habana 2 de abril de 2018