miércoles, 2 de mayo de 2012

Se fue el viejo amigo, colega y camarada Álvaro Angarita del semanario VOZ



Hoy miércoles fue cremado y enterrado  en Jardines de Paz en Bogotá el
periodista y reportero legendario del semanario VOZ, Álvaro Angarita.
Cumplió 30 años de periodismo revolucionario para crear una Nueva Colombia.



Se fue el viejo amigo, colega y camarada Álvaro Angarita del semanario VOZ


Pocas personas he tenido como referente para comprender la complejidad de la situación colombiana, como el periodista comunista Álvaro Angarita.
Este compañero, al que considero mi mentor, nació en San Vicente del Chucurí, cuna de la insurgencia de ELN en el departamento de Santander de donde llegó a Bogota hace 30 años para reforzar la redacción de Voz Proletaria en Bogotá. Fue el hombre con la capacidad de analizar las luchas del pueblo y al mismo estar con el pueblo trabajador, viviendo sus luchas, sus penas y sus victorias, como pocos comunicadores sociales han podido.
En este día tan triste donde me toca despedirlo, aunque no del todo ya que quedó grabado en mi alma para siempre, vuelven a mí sus anécdotas, mil experiencias y vivencias transitadas juntos. Hermano de cuerpo flaco capaz de contener una firmeza de acero condición imprescindible para seguir el combate contra una de las peores oligarquías de América Latina.
Recuerdo su voz cálida orientándome en una oportunidad en que debíamos acostarnos en el piso,  “coloca bien el cartón para no sufrir el frío de esta noche”. Sólo un poncho compartiríamos como cobija.
Habíamos partido de San Juan de Sumapaz a lomo de caballo, cruzando ríos, valles y quebradas para concluír la jornada en una finca campesina en el Páramo de Sumapaz a 3500 metros de altura. El frío parecía apuñalar nuestros cuerpos, sentíamos el crujido del suelo cuando los caballos y mulas rompían el hielo. Todo se congelaba menos la voluntad de seguir porque la causa era noble y él sabía muy bien eso.

San Juan de Sumapaz.

A las 4 de la mañana nos despertó el guerrillero conocido como el Chinito, era increíble verlo como si estuviera pisando tierra caliente, apenas cubría su cuerpo una camisa verde con mangas cortas, y éste solo riéndose cuando nos quejamos del cruel frío.
Luego de desayunar, montamos nuevamente las bestias y continuamos otras dos jornadas hasta llegar a Casa Verde, base central de la guerrilla de las FARC. Allí nos dieron la bienvenida Manuel Marulanda y Jacobo Arenas, Raúl Reyes, Alfonso Cano, el “Mono Jojoy” y Timochenko, todo el Secretariado del Estado Mayor de las FARC-EP.
Grande fue su alegría demostrada en el saludo a Angarita, lo que habló del tremendo respeto que los comandantes sentían por su obra periodística revolucionaría cargada de compromiso con el pueblo colombiano. Esto fue entre los meses de marzo-abril de 1988.

Parte del Secretariado de las FARC: De izquierda, un guerrillero desconocido, ´Timochenko´,
Manuel Marulanda, Alfonso Cano, Manuel Pérez, comandante de ELN en visita y Raúl Reyes.
Era 1989 y faltaban unos meses hasta que la base central de las FARC-EP fuera bombardeada
por orden del entonces presidente César Gaviria, y asi rompiendo el "Acuerdo de cese de Fuego"
entre el gobierno conservador de Belisario Betancourt y las FARC-EP de mayo de 1984.

Desde que conocí a Álvaro, en 1983, supe que tenía un nuevo hermano, que era parte de un segundo equipo de redacción además del que cumplía yo en Estocolmo. Era parte de Voz.
¿Y quiénes conformaban esa redacción? Pues nada más ni nada menos que compañeros y compañeras maravillosos, que bajo la guía de Manuel Cepeda sostenían, en medio de la guerra sucia, la VOZ de las Voces revolucionarias colombianas.
Fueron cayendo muchos compañeros, portavoces del periódico más heroico de Colombia, como Manuel Cepeda, el director del semanario pero la VOZ sigue tronando, enfrentándose al brutal Terrorismo de Estado colombiano. Y el Terrorismo de Estado no perdona un colombiano por ser un revolucionario. El actual director de VOZ, Carlos Lozano ha sufrido atentados, guerra psicológica, montajes de todo tipo, amenazas constantes y hace una semana asesinaron al camarada Mao Enrique Rodríguez, el escolta de Lozano durante ocho años y activo militante del Partido Comunista Colombiano (PCC).

El sargento Arroyave, del Batallón No. 22 de la Contraguerrilla en San Remolinos de Caguán,
esta tomado en flagrancia cuando, desde lejos, esta filmando a los campesinos que
denunciaron al Plan Colombia y las FF.MM. por violación a los derechos humanos en la región.

REMOLINOS DE CAGUÁN (Caquetá) 12 de diciembre de 2004: Subimos a la “choza” que tenían los militares en un retén fluvial en el río Caguán. Ahí estuvo retenida por los militares una estudiante de periodismo de solo 18 años. Exigían que ella entregara el material de dos días de secuencias de videos tomadas durante una conferencia, donde 1500 campesinos de la región, el epicentro de Plan Colombia y su sucesor; Plan Patriota, denunciaban las violaciones de derechos humanos cometidos por las Fuerzas Militares. Hechos que jamás salen en la prensa de los clanes oligarcas como El Tiempo (Santos), Caracol (Santodomingo), RCN (Ardila Lülle), solo cuando, en la misma región, desaparece un reportero francés.
Éramos un grupo de aproximadamente 20  periodistas, abogados, gente de los DDHH en Bogotá, liderado por el Colectivo de Abogados Alvear Restrepo, los que habíamos cubierto el evento en el municipio de Remolino de Caguán. Y fue en el regreso, frente al municipio de Cartagena de Chairá, que los militares nos pararon.
La muchacha era alumna de Álvaro en la Universidad de la Cooperativa, en Bogotá, donde Álvaro dictaba clases por la noche. Estaba pálida y llorando con impotencia por la brutalidad con que fue tratada por los militares.
“Están violando la Constitución de 1991 cuyo artículo 74 dice que nadie puede exigir a un periodista de revocar sus fuentes, y menos pueden ustedes decomisar el material del periodista”, decía Álvaro al oficial con su voz firme.
Por mi parte amenazaba al oficial de contactar a los diputados de la Unión Europea a través de un –inexistente– teléfono satelital, presionando para que soltaran a la colega. Ante estas situaciones nos permitieron ir a Cartagena de Chairá, donde otro coronel pretendió impedirnos salir rumbo a Florencia, la capital de Caquetá.
Álvaro fue tan tajante, tan político, tan explícito que logró que pudiéramos seguir con rumbo a Bogotá.


CADA SÁBADO NOS REUNIAMOS en la oficina de Álvaro en Voz para estudiar los legados invalorables de los marxistas clásicos. Angarita no sólo había recibido su formación política en el partido y en las luchas sociales, sino también, durante varios años en la Escuela del Partido en Moscú. Fue, en ese sentido, uno de los mejores pedagogos marxistas que he conocido en mi vida. Jóvenes estudiantes de la Universidad Nacional recibieron sus primeras clases de economía política,  filosofía marxista y el Comunismo Científico, gracias a su claridad.
Álvaro Angarita.
Así era el flaco Álvaro, firme, con principios, sin miedo aún frente al poder fáctico y el terrorismo de estado que no lograron amedrentarlo ni neutralizarlo.

ÁLVARO NOS DEJA, parte hacia su último descanso dejándonos el alma partida de dolor e impotencia aunque sepamos que así es la vida, que un día comienza y tiene un fin relativo.
Porque para los seres con su grandeza, sentimiento y fidelidad nunca habrá un final definitivo. Esas personas quedan estampadas en las conciencias de quienes tuvimos la suerte de haberlo conocido.
Mi solidaridad sin límites para Miriam, su compañera de vida y madre de sus hermosas hijas.
¡Mi flaco amigo y camarada querido, me harás mucha falta!
No te despido para siempre, apenas te grito desde lo más profundo de mi corazón:
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!!!!!!!!!!
Tegucigalpa 2012-04-30
Dick Emanuelsson