Por Dick Emanuelsson
La mano derecha del presidente Uribe y jefe de la campaña electoral en el departamento de Magdalena, en el año 2002, fue Jorge Noguera Cotes.
Después que Uribe se instaló en el Palacio de Nariño, no sin antes acordar como candidato, en una hacienda en el departamento de Córdoba, legalizar a los narcotraficantes Salvatore Mancuso, Diego Fernando Murillo (alias Don Berna o Adolfo Paz), Carlos Mario Jiménez (alias Macaco), Ever Veloza García (alias Carepollo), Rodrigo Pérez Alzate (alias Julián Bolívar), Ramiro Vanoy Murillo (alias Cuco Vanoy), Iván Roberto Duque Gaviria (alias Ernesto Báez) y Vicente Castaño (alias el profe), haciéndolos pasar como paramilitares, a cambio de que éstos le apoyaran, nombró a Jorge Noguera como Director del DAS.
Para los lectores que no saben qué es el DAS, les puedo explicar que es el Departamento Administrativo de Seguridad, o más exactamente: la policía política secreta, que obedece directamente a la Presidencia de la República.
Cuando Noguera era Director del DAS, un subalterno suyo, Rafael García, Jefe de Informática -quizás una de las unidades más importantes y conocedoras de muchos secretos-, lo denunció por entregar listas con nombres, apellidos, direcciones y números de teléfonos a los escuadrones de la muerte en Colombia (léase grupos narcoparamilitares que se autoproclamaban como Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, y que hoy, ya legalizados por el gobierno Uribe, se hacen llamar “grupos emergentes” o “casos aislados de reinsertados”, para no inculpar a los grandes capos que gozan de total impunidad y siguen delinquiendo desde sus cárceles 5 estrellas).
¿Cuál era la tarea que Noguera les dio a las AUC? Asesinar a los sindicalistas que constituían esa lista. De una lista de más de casi 30 personas fueron asesinadas varias personas.
El desenmascaramiento de Noguera obligó a que Uribe lo nombrara Cónsul en Milán. Con esto se trataba de echar tierra al escándalo y ganar más tiempo para desaparecer evidencias y continuar inflando las encuestas en beneficio de Uribe, pues se temía que la opinión pública colombiana comenzara a hacerse preguntas sobre los nexos entre el presidente y los narcoparamilitares. Nexos que han hecho catalogar al país como un para-Estado mafioso (narcodemocracia), en donde la droga y la tierra mueven la economía semilegal.
Amenazas abiertas con Uribe
El modus operandi, consistente en señalar abiertamente a cualquier persona y adversario político de tener nexos con la guerrilla, se incrementó desde agosto de 2002 con Uribe en la presidencia. Durante su candidatura y desde su posesión, los exilios, desplazamientos, desapariciones forzadas y asesinatos selectivos, se han multiplicado. (Próximamente hablare sobre lo que pasa en Medellín).
Así fue cuando en 1989 el ex presidente, Carlos Lemos Simmons, acusaba a Bernardo Jaramillo, presidente entonces de la Unión Patriótica (UP), de tener nexos con las FARC. Jaramillo dijo públicamente que esa sindicación significaría su muerte. Hecho que lamentablemente ocurrió y se extendió por todo lo ancho y largo del país contra los demás miembros de la UP hasta exterminarla. El vil señalamiento condenó a muerte a cinco mil de sus mejores cuadros.
Con Uribe la situación es pan de cada día. Cuando no es él quien acusa, son sus militares o sus ministros (como Andrés Felipe Arias, ministro de Agricultura). Las acusaciones van desde llamar a la oposición del Polo como “guerrilleros vestidos civil”, hasta considerarlos “bandidos que actúan con la guerrilla bajo la mesa”.
Espiando a los exiliados
ERNESTO YAMHURE, fue hasta hace poco ex jefe de la inteligencia en la Embajada colombiana en Estocolmo; un bastión de la izquierda colombiana en exilio. Ahí estuvo un tiempo hasta que lo sacaron por haber estado espiando a sus compatriotas en el exterior. Actitud que a todas luces viola el Derecho Internacional y la soberanía de un país. Fue de tal dimensión el escándalo, que fue demandado ante la policía de inmigración sueca. La estatal Radio Sueca lo entrevistó en donde admitió que efectivamente había tomado fotos de sus compatriotas que ejercían el derecho constitucional en Suecia de manifestar sus opiniones públicamente sin ser asesinados, amenazados, señalados o denunciados como terroristas o guerrilleros, como suele suceder en Colombia.
¿Qué fue lo que pasó?
Pues que este humilde reportero, que escribe estas líneas, lo sorprendió en flagrancia sacando fotos de los colombianos que estaban en el muelle de Estocolmo, cuando anclaba el buque insignia colombiano “Gloria”. La foto y un texto en el vespertino más grande de Suecia desnudaron al lacayo “diplomático”.
¿Y como reacciona ese señor?
Desde hace un tiempo es “columnista” en el semanario El Espectador. En una crónica del 27 de septiembre del año en curso, [1] escribió que yo, “según fuentes”, era más o menos el centro de la telaraña que coordinaba toda la propaganda terrorista de las FARC en el exterior.
¿Y cuáles eran sus “fuentes”?
Supongo que las mismas que dicen que los defensores de derechos humanos, sindicalistas, miembros del Polo Democrático, profesores, líderes populares y periodistas de Colombia, que no tragan entero, son “miembros o auxiliadores de la guerrilla”. Además, señalaba que yo tenía paso libre entre Estocolmo-Bogotá-Campamentos guerrilleros. Es decir, que como Pedro por su casa iba y entraba donde yo quisiera. Raro que sus “fuentes” no le hubieran dicho que en 20 años sólo he estado 4 veces en campamentos guerrilleros haciendo mí trabajo como reportero internacional:
- Marzo de 1988 en Casa Verde, cuando se realizó la 2ª Cumbre de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, en donde entrevisté, entre otros, a Vera Grabe, del M19. Estuvieron presentes también dos reporteros de la Revista Semana.
- Enero de 1998, 10 años después, en Putumayo.
- Enero de 2000, cuando cubría un proyecto social y agrario apoyado por la ONU y en compañía de funcionarios de la Defensoría del Pueblo, y hasta periodistas del New York Times. Esa noche pernoctamos en Puerto Matilde, río Cimitarra, y la guerrilla atacó cerca cinco bases de los paramilitares.
- En Abril de 2005, luego de 4 años ausente, entrevisté a Raúl Reyes y a unas guerrilleras. De la entrevista con Raúl Reyes hice una crónica sobre los retenidos por las FARC a propósito del estado de ánimo de Ingrid. Cité a Raúl Reyes cuando decía que "Los prisioneros están sumamente desesperados". Claro que a Uribe no le gusta que uno saque ese tipo de declaraciones, y mucho menos al bufón, señor Yamhure. Todo porque denuncié los montajes y las mentiras de Uribe contra la familia de Ingrid; como cuando fueron engañados para irse hasta la Amazonia porque un supuesto "emisario de las Farc" habría llegado al Palacio de Nariño (sin ser encarcelado) a entregar una nota en que las Farc decían que querían entregar a Ingrid porque estaba enferma.
Contra diputados
El domingo 2 de diciembre, el señor Yamhure volvió a arremeter contra la senadora Gloria Inés Ramírez, el eurodiputado Jens Holm, la Asociación Jaime Pardo Leal y contra este reportero. Ahora, bajo el título: “Cadena de desgracias” [2], (entiéndase por “desgracias” los que allí somos mencionados puesto que, según él, estamos al servicio de las Farc). Esta vez no se escondió detrás de “según fuentes” sino que, refiriéndose a las FARC, me señaló directamente como “uno de sus más importantes embajadores en Europa”.
No sabía si reírme o preocuparme al ver que no solamente yo estaba es su nueva lista sino también otras personas de intachable conducta, honestidad y solidaridad a la mía. Pues lo único que nos ha movido es un deseo infinito de justicia y paz en Colombia.
Todos los colombianos deben saber lo que he hecho en los últimos veinte años por colombianos y Colombia:
En 1995 albergué en mi casa a las señoras Aída Abella, Presidenta de la UP y a Jahel Quiroga, Directora de la ONG Reiniciar; organismo que ha documentado el exterminio político de la Unión Patriótica. Las dos valientes líderes se entrevistaron con altos representantes del gobierno sueco, organismos de derechos humanos y estatales. Hablaron en un acto público de la hoy macartirizada organización Jaime Pardo Leal, lo mismo que había hecho Iván Cepeda, hijo del senador comunista Manuel Cepeda, un año antes, también en un acto organizado por la misma asociación colombiana en Suecia.
Los blancos militares de la AUC
Aída Abella regresó a Colombia y al año siguiente fue víctima de un atentado con rockets en pleno centro de Bogotá, en donde estuvieron involucrados agentes del estado. La heroica dirigente de la izquierda me entregó un documento de 57 páginas -que lo guardo todavía- que se titula: “PRIMERA CUMBRE DE LAS AUTODEFENSAS DE COLOMBIA”, celebrado en noviembre del 1994. En la página 55 dice lo siguiente:
Por consenso general se aprueba seguir considerando como blancos militares, a los cuadros políticos y sindicales de la extrema izquierda, mientras los grupos insurgentes no humanicen (Sic!) la guerra y continúen asesinando militares y civiles fuera de combate”.
Los paramilitares no son más que el brazo prolongado de un Estado en donde Jorge Noguera y Ernesto Yamhure son fichas. Fichas que tienen la tarea de escribir listas y hacer señalamientos a los que ellos o sus patronos consideran ser “cuadros de la extrema izquierda”. Bajo esa etiqueta se incluyen los 3.500 sindicalistas asesinados, los 5 mil miembros de la UP, los 3 millones de desplazados, los incontables desaparecidos, los encarcelados sin justa causa. Y hasta los masacrados que van poco a poco apareciendo en fosas comunes, cuando no es que ya los incineraron en los hornos de las ladrilleras de AltaVista y Guayabal en Medellín, como hicieron con los desaparecidos de la Comuna 13.
Pareciera que Ernesto Yamhure siguiera esa tarea de noviembre de 1994. Pues sigue señalando y poniendo la etiqueta “FARC” en la frente de eurodiputados, profesores, periodistas, senadores, y exiliados colombianos por la guerra sucia.
El dúo Noguera & Yamhure
Lo que hacía Jorge Noguera en forma secreta, Ernesto Yamhure lo hace totalmente en público. Y su pecho se hincha y cree que el patrón le va a premiar cuando escribe en El Espectador que me ha desenmascarado y que “gracias a las denuncias hechas por este cronista, el país pudo conocer sus actividades de propaganda y agitación internacional a favor de la organización terrorista a la que pertenece”.
En una de sus otras descaradas mentiras dice:
“Desde hace algún tiempo, Emanuelsson, debidamente camuflado, gozaba de una visa de trabajo que enhorabuena le fue negada en 2005, en seguimiento de una inteligente disposición de nuestra Cancillería. Con esta decisión, las Farc perdieron, parcialmente, a uno de sus más importantes embajadores en Europa”.
Se equivoca nuevamente el arlequín. Nunca solicité esa prolongación de visa de trabajo por la sencilla razón que durante todo el año de 2005 fui amenazado y varios colegas colombianos me rogaban que saliera del país antes de que me mataran.
El ex jefe de la inteligencia militar de la Embajada colombiana en Estocolmo, con todos sus tentáculos en el aparato estatal, jamás podrá mostrar una supuesta solicitud de visa mía, ya que nunca ha existido. Fue por las amenazas que me vi obligado a dejar Colombia, el 2 de diciembre 2005.
Es más, dice que soy “embajador en Europa”, lo cual también muestra su total desconocimiento de mi actividad. Por que no he estado en Europa desde octubre de 2000, con excepción de cada mes de julio que trabajo en la redacción del periódico en Estocolmo en donde soy reportero desde el 1984, para reemplazar colegas que también necesitan vacaciones. Por lo tanto sigo viviendo, trabajando y cubriendo América Latina.
¿Y El Espectador, que?
Si no fuera porque conozco Colombia muy bien y sé que las amenazas se cumplen y son serias, me sentaría a reír con los absurdos de este payaso. Pero sé muy bien las consecuencias de este señalamiento y lo que implica para mi seguridad y la de mi familia.
Lo que me extraña es el espacio que le entrega el legendario periódico El Espectador. No me cabe en la cabeza que semejante señalamiento y condena a muerte que este señor me hace, pueda publicarse así no más, bajo el manto de ser “una opinión”. Una opinión que es más bien una acusación temeraria, sin fundamento, sin pruebas. Muy al estilo Uribe.
¿Qué “poder” tiene Uribe en El Espectador que le permite tener a su bufón señalando a medio mundo como “terroristas”?
¿O será que es permitido en las columnas de opinión de El Espectador acusar sin pruebas, abiertamente, con nombres y apellidos, a un periodista como “embajador de las FARC” o sindicarlo que “pertenece” a la mencionada organización sin que los responsables editores de El Espectador lo impidan?
¿Cuál es la responsabilidad de El Espectador para que los ejecutores de la guerra sucia en Colombia no me maten?
¿Cuál es la posición del Círculo de Periodistas de Bogotá o la nueva Federación de Periodistas en el país ante semejantes señalamientos publicados en El Espectador?
¿Cuál es la posición de Reporteros Sin Fronteras, o la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, los dueños de los medios de comunicación que tanto se preocupan por la situación en países como Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba y Nicaragua, pero muy poco del país en donde han asesinado casi cien periodistas en los últimos veinte años?
¿Tendré derecho a réplica? Ya son más de dos meses desde que les escribí exigiendo ese derecho universal sin recibir respuesta ninguna.
¿Serán estos señalamientos otros falsos positivos para quedar bien con Uribe?
Ya han sacado del país a periodistas como Fernando Garavito, Hollman Morris, Gonzalo Guillén, Daniel Coronel…
¿Quién sigue en la lista, señor Yamhure?
Veré que acciones legales puedo instaurar. El caso es que lo que a mí me suceda, lo hago a usted responsable. Y le aseguro que si lo van a juzgar, no será en Colombia. Será en Suecia, en donde por venir a espiar a sus compatriotas, se metió en un lío de la madona usted y su presidente.
Dick Emanuelsson
P.D.1. Solo falta que Yamhure en su próxima crónica va a acusar a Gustavo Petro por estar al servicio de las Farc por el hecho de haberse quedado en mi casa en Estocolmo en la mitad de la década -90 cuando pasó por Suecia en calidad de “cualquier colombiano” sin titulo “congresista”. Pero debe ser un poco complicado de hacer esa denuncia, para no decir contradictorio, ya que el señor Petro hoy, el 4 de diciembre, va a hablar sobre la Farianapolitica, es decir, políticos con supuestos nexos con las FARC. Esa crónica veo con ansiedad de leer.
P.D. 2. Acaba de recibir un aviso que dice que la pagina de Anncol, que Yamhure con júbilo creía que sus compañeros de trabajo habían logrado apagar definitivamente, ya esta otra vez en el aire.
P.D. 3. Hoy, el 4 de diciembre de 2007, han pasado 2061 DÍAS desde que fueron salvajemente ametrallados y asesinados por el ejército nacional el 12 de abril 2002 el camarógrafo HÉCTOR SANDOVAL y WALTER LÓPEZ, conductor del equipo de RCN Televisión en Cali dirigido por la periodista LUISA ESTELA ARROYAVE, hoy exiliada en Canadá por las amenazas de muerte del ejército. RCN, hasta ahora, no ha dicho o ha hecho nada en la radio o en la televisión, no ha acusado ni una sola vez al ejército de ser los asesinos del personal de RCN ese día. Tampoco la justicia ha hecho nada contra los generales como Jorge Enrique Mora, entonces jefe por el ejército nacional y responsable por las operaciones contra la guerrilla que había retenido los once diputados del Valle ese día. ¿Cuando va a exigir justicia, señor Yamhure por los periodistas asesinados? [3]
* Reportero sueco en América Latina
FUENTES:
[1], Qué bonitas ONG, El Espectador 27 de septiembre 2007-09-27
http://www.elespectador.com/elespectador/Secciones/Detalles.aspx?idNoticia=15747
[1] Cadena de desgracias, El Espectador el 2 de diciembre 2007-12-02 http://www.elespectador.com/elespectador/Secciones/Detalles.aspx?idNoticia=18481&idSeccion=25
[3] ¿Por qué los medios no hablan de los periodistas de RCN asesinados por el ejército en la retención de los 12 diputados en Cali en 2002?
Dick Emanuelsson / Miércoles 4 de julio de 2007, http://www.prensarural.org/spip/spip.php?article521